30.6.11

Los pingüinos de papá de Mark Waters













Mientras Jim Carrey está en Cusco, una de sus películas más recientes se proyecta en las salas de cine de Perú. Los pingüinos de papá (Mr. Popper's Penguins, EEUU, 2011) es una comedia de corte familiar e infantil con pocos altibajos, sobre un corredor de inmuebles que recibe como herencia a media docena de pingüinos de Papúa y a quienes cuida en su lujoso departamento de Nueva York, pese a las quejas de los vecinos. Estas nuevas mascotas se convierten en el núcleo de la reconciliación familiar del protagonista, y a la vez en su carta de presentación ante una posible vendedora de bienes raíces. Carrey, más avejentado, y un poco lejos de recurrir a sus conocidas muecas, muestra un lado de su faceta actoral más a tono con la comedia convencional, sin las exageraciones ni la elasticidad de La máscara.

En algún momento de mi cinefilia, Jim Carrey fue un personaje insoportable, tal y como lo fue alguna vez Nicolas Cage. Es decir, a pesar de su presencia histriónica poco agradable, tuve que ver cintas desde El tonto y el más tonto, Ace Ventura hasta The Truman show o Eterno resplandor de una mente sin recuerdos, y valorar desde el plano de mi desagrado las caracterizaciones de este actor que me parecía una mala copia de Jerry Lewis. Sin embargo, con el paso del tiempo la poca empatía con este actor se fue difuminando hasta borrarlo por completo de mi plano de actores cómicos a considerar a pesar de su gran popularidad. Pero no fue hasta Los pingüinos de papá que, por lo menos, intenté "tragarlo", y la experiencia no fue mala.

En esta comedia, dirigida por Mark Waters, ya especialista en comedias románticas y familiares recientes como Los fantasmas de mi ex o 500 días con ella, película que produjo, Jim Carrey logra dar vida a este personaje que se muestra frívolo, materialista y con poca empatía con sus hijos, para transformarse en un "padre" de seis aves, a quienes vela con caprichos como ponerles películas de Charles Chaplin para que se entretengan mientras él se va a trabajar. En Los pingüinos de papá no son pocos los momentos de hilaridad, donde también se aprovecha la presencia de una actriz como Angela Lansbury. Pese al final típico de las comedias que buscan unir a la familia y dejar mensajes positivos, esta cinta resulta fresca como el ambiente antártico y marino que quiere imitar.

29.6.11

Pase libre de Bobby y Peter Farrelly













Algo anda mal con estos hermanos que se alejaron de la comedia ácida y escatológica para acercarse al estilo de una comedia de perfil bajo, narrada con modorra, sobre la moralidad del buen marido. El pase libre que menciona el título (Hall pass, EEUU, 2010) no es sino la excusa para la confirmación de una vieja idea del matrimonio "eterno" y de carácter machista. Owen Wilson es Rick, un hombre de cuarenta años que siente el desgaste de la relación con su esposa debido a la falta de tiempo por la crianza de los hijos; cosa que también sucede con su mejor amigo (Jason Sudeikis), quien lleva casado quince años (con Christina Applegate). Ambos, tras una serie de incidentes, obtienen un "permiso" por parte de sus respectivas mujeres hartas y aburridas: dejarlos solteros una semana para así lograr un respiro en medio del matrimonio y afianzar su amor.

Los hermanos directores que hicieran cintas descabelladas, sobre todo por la perspectiva en que se narran, como Loco por Mary o Amor ciego, se muestran poco creativos y hasta edulcorados en Pase libre, comedia que goza de pocos gags, de diálogos sosos, y de muchos momentos de contención, algo extraño dentro de la filmografía de los Farrelly que en sí es suelta, tosca, bizarra. Es decir, todo el mundo que conoce el cine de los Farrelly espera el desborde, sin embargo el supuesto pase libre al goce, queda saboteado en las sucesivas escenas (un par de losers que no pueden volver a las andanzas de la vida de soltero), lo que destroza estas expectativas.

Pase libre parece una cinta basada en algún libro tipo "chocolate para el alma" sobre cómo conservar el matrimonio pese al aburrimiento, y que afianza el rol de los hombres como motores indispensables para la unión familiar (las mujeres conceden pases libres a sus maridos para que tengan sexo con quién les dé su gana, mientras ellas se van a cuidar a los hijos) o si la mujer decide "sacar los pies del plato" es probable que reciba algún castigo de carácter "divino". Los Farrelly sobre el amor políticamente correcto. Una comedia decepcionante.

28.6.11

Scenes from the suburbs de Spike Jonze














"Solo los locos, como el de Columbine, usan gabardina". Así el personaje protagónico de este cortometraje de Spike Jonze narra, entre risas y oyentes cómplices, su distancia textual con el universo solemne y estilizado de Gus van Sant sobre los males de la adolescencia, solipsista y de pandilla, a lo Elephant, aquel mundo cambiante y sensible, aunque la estética e intenciones del corto, inspirado en el disco de Arcade Fire, se acerquen a las repelencias y mimos de los protagonistas de My own private Idaho pero en versión light.


Jonze yace su mirada en un grupo de adolescentes bajo la ensoñación de la nostalgia rebuscada y la moraleja del ensimismamiento como lugar común del tránsito a la adultez. Un contexto de guerra es el telón de fondo para el drama de ver cómo los amigos van cambiando y se van alejando. Para Jonze es necesaria la crisis social, la violencia militar y política como analogía del crecimiento forzado, mientras que para Van Sant lo es la vida introspectiva y poco social en sí, el silencio y la familia ausente o difuminada como puntos de quiebre que hacen fluir a la peor figura que se tiene de la adolescencia. Muchachos dejados, aburridos de sí mismos, típicos de la generación X en los dosmiles, apóstata y sin mucho qué decir ni qué pensar. Jonze, a pesar de sus intenciones, traiciona una frase muy hermosa salida de la boca de su protagonista, Kyle: ¿qué hay de los momentos en los que no estuve? Sin embargo, eso no importa, a pesar del amago hacia un pasado menos retórico y de postal de la cruda edad que plasma en este suburbio.

La perdida de la inocencia y la visión de una adolescencia "fallida" ya es un tópico de cineastas que no solo quieren dar forma personal a un universo canónico de lo "indie" con aire de solipsimo, que ya hiciera patente alguien como Gus van Sant (guiño evidente en el "estilo de lo personajes" en este corto), tal y como lo he mencionado, sino que en Jonze toma el cuerpo de la pose de una adolescencia fantasma, que se arrastra de una mirada aún videoclipera, que tiene más contundencia en los cincos minutos de la canción de los Arcade Fire. (Este cortometraje es un extensión del video que hiciera Spike Jonze para los Arcade y que se acaba de lanzar junto a la reedición del disco del año pasado).

El disco de los Arcade está hecho desde alguien que está fuera de este tiempo y mira el pasado con nostalgia y ojo crítico. Mientras en este cortometraje se nota el duelo fácil, la depresión de postal, algo que no me llega a cuajar del todo. Una nueva manera del turismo teen emocional.

24.6.11

Alucarda de Juan López Moctezuma

















Alucard, Drácula escrito a la inversa, y nombre del supuesto hijo del conde de Transilvania. Ya en 1943, Robert Siodmak hizo la película El hijo de Drácula, un relato vampírico que no dibujaba nada nuevo en torno a la figura del personaje de Bram Stoker que ya se iba poniendo de moda como analogía del terror. Sin embargo, años después la intención del mexicano Juan López Moctezuma, de usar el nombre para una película inspirada en Carmilla de Le Fanu, iba justamente a destrozar el canon del vampiro  para acercarse, a través de su personaje femenino, a un compendio bizarro sobre el oscurantismo y paradigmas góticos o medievales.

Tina Romero encarna a Alucarda, una muchacha alucinada, quien encuentra en su nueva compañera de cuarto, Justine (Susana Kamini) en el convento católico donde vive junto a otras adolescentes, un desahogo a su encierro y oscuridad. Ambas se revelarán ante la represión de las monjas del convento y se sumergirán en un culto satánico, mezclado con ritos vampíricos, orgías, exorcismos y muertes.

Juan López Moctezuma plasmó en este filme de decorados cavernosos un "macerado posmoderno" de la historia de los mitos del horror: un paseo por los mundos del desencanto cristiano extraido de El Bosco o Pieter Brueghel , de la simbología de los aquelarres de grabados medievales, de las novelas de Sheridan Le Fanu y Stoker, aunque no veamos cuellos mordidos ni cruces que espanten a las posesas. Alucarda parece que solo toma de su nombre la idea de la vampirización, cosa que logra con el personaje de Justine, que inevitablemente se asocia a Sade también en la cinta.

Moctezuma, más que un director preocupado en contar una historia sólida argumentalmente hablando, le interesan los fragmentos, mostrar a sus personajes en situaciones diversas, que muchas veces parece como desconectadas de la intención global del filme. La presencia de Claudio Brook, encarnando dos personajes (el del mago deforme y el del médico del convento), confirma el pastiche y la burla, ya representada de modo acertado en el vestuario de las monjas sangrantes, o en la orgía con el Belcebú o macho cabrío en medio del bosque nocturno.

Alucarda (México, 1975) es una cinta de confesa predilección por el estilo descuidado de la serie B, donde al director le tiene sin cuidado la grandilocuencia de las actuaciones y el maquillaje poco verosímil que no logra remitir a lo fantástico. Fue filmada con parlamentos en inglés y enfocada a un público extranjero, compitiendo así con cintas de igual talla, como las dirigidas por Jess Franco por ejemplo. Alucarda, pese a sus concientes errores de montaje, a sus diálogos acartonados, a la exhuberancia del drama, al terror impostado, es un desborde de voluptuosidad, de cuerpos en crisis, de rojo que le falta "realidad" para parecerse a la sangre. De todas maneras, Alucarda es indispensable para hurgar en el apartado de cine psicotrónico hecho en América Latina, una experiencia que por momentos puede causar alguna carcajada, pero donde se nota que Moctezuma no creía para nada en el humor involuntario.

22.6.11

Facebook 30 Day Movie Challenge















Las listas de "cosas" favoritas (películas, canciones, libros) casi siempre responden a estados de ánimo y a inspiraciones ya descubiertas. Por estos días, en el Facebook me he sentido atrapada y tentada por realizar media docena de listas sobre gustos y sinsabores. Lo que sí me resulta un poco amargo es no poder actualizar como quisiera este blog, que dejo abandonado porque el trabajo me agobia en estos días.  Por eso, hoy, no me queda otra idea que colocar una de esas listas,  siguiendo la onda lúdica y egocéntrica de los test en redes sociales. Por ello les copio la lista que puse en MUBI, antes que en mi mismo Face, como para dar la contra. Un repaso a los hitos de mi cinefilia.


Day 1 – Favourite Film: The mother and the whore
Day 2 – Least Favourite Film: Andrei Rublev
Day 3 – Favourite Comedy: Broadway Danny Rose
Day 4 – Favourite Drama: Written on the Wind
Day 5 – Favourite Action: Bring me the head of Alfredo Garcia
Day 6 – Favourite Horror: Pulse (Kiyoshi Kurosawa)
Day 7 – Favourite Animated Feature: My Neighbor Totoro
Day 8 – Favourite Thriller: The housemaid
Day 9 – Favourite Musical: All that jazz
Day 10 – Favourite Foreign Film: The human condition trilogy
Day 11 – Favourite Kid’s Movie: E.T.
Day 12 – Favourite Love Story: An affair to remember
Day 13 – Favourite Chick Flick: Pretty in pink
Day 14 – Favourite Documentary: Oh! Uomo
Day 15 – Favourite Play Adaptation: Ran
Day 16 – Favourite Book Adaptation: The Godfather
Day 17 – Least Favourite Book Adaptation: La mujer de mi hermano
Day 18 – Guilty Pleasure: The Toxic Avenger
Day 19 – Favourite Tear-Jerker: Before sunset
Day 20 – Film with Favourite Actress: Autumn sonata
Day 21 – Film with Favourite Actor: There Will Be Blood
Day 22 – Movie You Wish You Could Live In: Pulp fiction
Day 23 – Movie that Inspires You: Au hasard Balthazar
Day 24 – Movie with Your Favourite Soundtrack: Lost highway
Day 25 – Movie with the Most Beautiful Scenery: Playtime
Day 26 – Movie You’re Most Embarrassed To Say You Like: Music and lyrics
Day 27 – Movie With Your Favourite Villain: The Night of the Hunter
Day 28 – Movie With Your Favourite Hero: The exorcist (Karras)
Day 29 – First Film You Ever Remember Watching: Bambi
Day 30 – Last Film You Watched: Room 666 (Wenders)

20.6.11

EA2 de Vincent Dieutre
















Sólo dos "actores" en escena. Digo actores porque al final de cuentas, en este documental, que más es un ensayo, vemos a una actriz que va a "recrear" un monólogo realizado a comienzos de los años setenta, a través de palabras que se recontextualizan, que se desinflan quizá lejos de la idea en que nacieron. También vemos a otro actor/cineasta, que pretende un homenaje a uno de los monólogos más desnudados de la historia del cine, cerebral en su construcción y poético en su modo frontal de revelar "al habla" en un fotograma. El director francés Vincent Dieutre hace un tributo a uno de sus cineastas admirados, y para ello invita a Françoise Lebrun a repetir las memorables frases de su parlamento en La mamá y la puta de Jean Eustache, pero esta vez en un departamento parisino y con el fantasma del tiempo al costado.

Veronika, el papel que Lebrun interpretó para Eustache en 1972, dejar de ser ese ente femenino, para transformarse en boca de Dieutre, en un paradigma de desazón y lamento: “yo no soy una puta”, “no existen las putas”. Un blanco y negro propio del digital va a configurar otra textura, más opaca y lánguida, diferente a la que Eustache atrapó en el rostro de Lebrun.

En EA2 (Ejercicio de admiración 2, Francia, 2008), los dos actores van comentando el modo en que se fue construyendo la atmósfera del monólogo, en lo difícil que es guardar la fidelidad del guión por más de cinco minutos sin cortes. Un ambiente de complicidad hacia la réplica del personaje de Veronika y su humanidad va a ser el meollo en este cortometraje, que más que un homenaje intenta dar una lectura del proceso de reconstrucción a través de la palabra (tal como lo hiciera Eustache en el mediometraje Une sale histoire). Un documento del transcurso del tiempo, no sólo por ver a Lebrun nuevamente en ese rol que la hiciera memorable hace más de treinta y cinco años, sino por la intención de situar a Eustache en su intento de perfección a través de un monólogo duro, oscuro y osado.




18.6.11

Un autre homme de Lionel Baier



Esta película suiza cae como una bofetada. El protagonista, Francois, es un joven desempleado que vive con su novia y que no sabe nada de cine, pero que por conseguir trabajo se propone como redactor sobre películas en una revista del pueblo donde vive, en Suiza. Comienza a plagiar textos enteros de la revista de cine parisina “Travelling” hasta que es descubierto y forzado a cambiar de ambiente debido a su mala fama. Poco a poco acude a la cinemateca de Lausana, compra más publicaciones y se va imbuyendo en ese universo nuevo que le hace ganar dinero. Es dentro de una sala de cine, en medio de la oscuridad, donde conoce a una crítica de cine afamada, Rosa, de quien no sólo queda prendado sino que establece una relación amorosa clandestina y bizarra.

En esta cinta en blanco y negro del suizo Lionel Baier del año 2008, Francois es un personaje cínico, arribista, y hábil. Prefiere plagiar que escribir una critica favorable de las películas que se proyectan en el barrio. Baier detalla a través del entorno de la amante madura y calculadora como una disociación de la sublimación de la cinefilia: la critica de cine como cualquier oficio periodístico, donde los redactores van al cine casi por costumbre, tienen tertulias apasionadas o aburridas, entrevistan a sus ídolos, son amigos de los mismos cineastas y se maltratan entre ellos. Una hoguera de vanidades. 

Un autre homme es una cinta que intenta ser corrosiva con los afanes que rigen los intereses de los críticos de cine, desde la perspectiva de un cineasta que, en un blanco y negro a la vieja usanza, se burla de modo sutil a través de este personaje "timador" de la labor "seria". Para ser crítico de cine no es necesario ser cinéfilo o escribir de modo conciente, sino, como en cualquier otro oficio o profesión del siglo XXI, conocer un poco sobre los mecanismos cínicos de ascenso. La venganza a Baier le quedó bien.

16.6.11

The queen is dead o Alain Delon




















Puede decirse que a Alain Delon le gustaba The Smiths, o por lo menos fue cortés cuando se enteró que un grupo británico puso una foto suya de veinte años atrás en la portada de uno de sus discos. Fue en junio de 1986 en que The Queen is dead vio la luz, y en poco tiempo pudo hacer que un actor francés atareado le enviará un carta al líder del grupo, con el agradecimiento respectivo por la buena idea de colocarlo ante tamaña frase de afrenta. Ya veinticinco años que nos hacemos la idea de que el fotograma de la película de Alain Delon, donde lo vemos echado en el suelo, ido o herido, extraído del filme L’insoumis (1964) de Alain Cavalier, ya no sólo revela parte de la historia del cine francés que tiene a Argelia como transfondo, sino que remite a uno de los discos más celebrados de The Smiths.


¿Qué hace Alain Delon en la carátula de un disco de The Smiths? No es para nada novedad, sobre todo para los fans y cinéfilos, que el grupo, y sobre todo Morrissey, guardaba reverencia hacia la cultura popular estadounidense, y su cine, de los años cincuenta, pero también a su sosías británica de cuero y gomina, y a determinados íconos de la vida cultural de ciudades cosmopolitas como New York o Londres. No ha sido raro ver a Jean Marais en un fotograma extraído de Orfeo de Jean Cocteau en la portada del single This Charming Man, o a Terence Stamp en una toma de El coleccionista de William en una portada que tuvo que ser retirada a pedido del mismo actor.  Joe Dallesandro, Richard Davalos, Billie Whitelaw, Colin Campbell de The Leather Boys o Candy Darling fueron otros de los rostros que completaron los lanzamientos de los singles o LP.

La reina estará muerta pero aún nos quedan estos pendientes:

Alain Delon antes de inspirar la portada de The queen is dead.



El famoso cortometraje de Derek Jarman a partir del disco de The Smiths.


15.6.11

Una película buena de un director malo: Planet terror de Robert Rodríguez

















Robert Rodríguez ha sido en los últimos quince años un director para el olvido, mentor de cintas fallidas o con afanes pretenciosos, alejadas de ese ejercicio artesanal y sobrevalorado llamado El mariachi, obra ejemplar del rodaje barato y fruto de la creatividad en la austeridad para mostrar un cine áspero, grave, de "hombres", con un bajo presupuesto que alimentaron su fama de película de culto.

Rodríguez es un director nacido en EEUU pero su origen mexicano le ayudó a reformular la mirada del migrante en Hollywood (sin juicio de valor, ya que puede decirse que sigue manteniendo los estigmas y prejuicios de siempre en torno al chicano o mexicano que migra, punto que queda exagerado en una cinta como Machete): El mariachi. Años después siguió con ese contexto de sicarios y maleantes en dos deleznables "secuelas": Desperado y Once upon a time in Mexico, filme donde además de Antonio Banderas y Salma Hayek, actúan Johnny Depp, Mickey Rourke, Willem Dafoe, Enrique Iglesias, Eva Mendes, Danny Trejo, Cheech Marin y Rubén Blades en un sancochado ultra atrevido.

Un acercamiento a lo que sería años más tarde Planet terror fue Del crepúsculo al amanecer (1996) escrita al alimón por Rodríguez y Quentin Tarantino, una cinta de terror y comedia sobre vampiros en la frontera mexicana, demasiado irregular inclusive para adivinar las intenciones lúdicas del cineasta por el cine de serie B y el pastiche. La cinta tiene momentos logrados, sobre todo en la primera parte (se nota el ojo de Tarantino), pero conforme la cinta avanza hacia el delirio y lo bizarro resulta una mezcolanza sin rumbo (se nota el ojo tuerto de Rodríguez).

Planet terror es junto a Death proof de Quentin Tarantino parte de Grindhouse, proyecto homenaje al cine continuado muy popular en los años setenta y ochenta, que incluye falsos trailers, como el de Machete, que inspira el largometraje que viene preparando Rodríguez. Planet terror rinde homenaje al cine de zombis, a la estética del cine fantástico de bajo presupuesto, al cine de horror emblemático, especialmente al cine de Lucio Fulci, George A. Romero y John Carpenter, sin dejar de mencionar los guiños al cine Z, gore y bizarro. Definitivamente mi gusto por el cine fantástico en sus estilos más crudos y delirantes han propiciado que revalore a Rodríguez como cineasta a partir de este regalo de buen cinéfilo: aprendió las lecciones y se convierte en un narrador con piezas de reciclaje, con inspiraciones que pueden resultar futiles o vacías, con las fórmulas de los diversos sub géneros revertidas para crear un delirio con la única finalidad de divertir y de dar la yema en el gusto de cientos de cinéfilos.
 
Y Rodríguez lo hace bien al proponer esta isla que es el pueblo infectado por un virus que convierte a la gente en zombi. Rose McGowan como una bailarina gogo se queda sin pierna y usa una metralleta como prótesis; Marley Shelton como una doctora que tiene las manos heridas y se ve forzada a no ejercer su profesión en momentos de emergencia médica; o Fergie de Black Eyed Peas muriendo de modo grotesco.
 
En Planet terror prima el disparate puro, es el territorio de personajes desquiciados que compiten en locura y salvajismo con los mismos zombies de los que tienen que huir. Es un excelente homenaje hecho por alguien empapado de cine (que se nota también en la banda sonora creada por el mismo cineasta), un regreso más definitivo y honesto a lo que Rodríguez había dejado de hacer desde 1994. Machete reafirma en clave menor los logros de Planet terror, al final de cuentas.

14.6.11

Capitan EO de Francis Ford Coppola
















Para empezar, no tenía idea que Francis Ford Coppola había dirigido este cortometraje con Michael Jackson, y que fue producido por George Lucas con la intención de ser difundido en un parque temático de Disney en EEUU, en 1986. Tampoco tendría idea de este trabajo sino fuera por mi hijo, que era fanático de Jackson (desde que se murió y menos mal que ya no lo es), y que repasaba con entusiasmo DVD de videoclips y películas del cantante fallecido, y a quien le agradezco haberme enviado por algunos minutos a un mundo extravagante y narciso (se nota el poder de Michael Jackson como ídolo del pop para ser, por encima de todas las cosas, el centro de atracción absoluto durante los veinte minutos que dura el corto).

Capitán EO es Jackson, el líder de un grupo de muñecos que viajan en una nave interespacial y que tras un ataque galáctico cae en un planeta oscuro, gobernado por una reina mala, al cual hay que salvar a través de la música y el color. Capitán EO utilizó la más alta tecnología de efectos especiales de aquellos años, aunque en la puesta en escena resultan a la vista actual toscos y naif (hay una conversión de un autómata tipo 3PO, llamado Major Domo, en una batería que me evoca cierto estilo stop motion, a lo Svankmajer, guardando las distancias, claro). Este corto, que en un periodo inicial de pre-producción tuvo a Steven Spielberg como director, fue hecho para proyectarse en una sala especial de 3D, por lo que se comprende demasiados planos cercanos de las uñas afiladas de la malvada del filme (encarnada por Anjelica Huston) o por los ataques constantes de rayos láser hacia el espectador.

Lo que me llama la atención es toda la inversión demandante en la producción y estilo de este cortometraje con disfraz de superproducción que recoge varios motivos ochenteros del fantástico y los agrupa casi todos de modo infame: muñecos a los Jim Henson que parecen mas bien su versión ridícula, trazos de Star Wars, escenarios pantanosos y castillos oscuros y deprimentes a lo Laberinto (dirigida ese mismo año por Henson) o la moda de representar al futuro como caótico y con rasgos y jeraquías medievales, etc. Por otro lado, Vittorio Storaro se encarga de la fotografía, siendo su aporte lo más interesante, ya que el corto trata en sí de cómo llega Michael Jackson a poner color a un mundo lúgubre y tiránico.

Capitan EO se hizo para lucimiento entre el público infantil de la figura de Michael Jackson, dándole el caracter de salvador de un entorno arruinado y triste. Resulta una experiencia ingenua ver a Michael esforzándose en su rol de héroe en un mundo de magia, tratando de creerse el papel que realiza (lo que resulta paradójico si se trata de actuar, pero parece que jamás se pudo despegar de ser "Michael"), donde también hace lo que mejor sabe hacer cantar y bailar, por ello se incluyen dos temas con típicas coreografías mancomunadas que son fieles a su estilo. Incluso hay espacio para hacer el paso lunar. Es como ver Bad dirigido por Scorsese, la diferencia es que aquí es "Good", pero por Coppola. Vale la millonaria intención para una suerte de videoclip de larga duración.

9.6.11

Tokyo sonata de Kiyoshi Kurosawa














Es inevitable, tras ver Tokyo sonata, asociarla a los planos íntimos del corazón de una familia de Tokyo story de Yasujiro Ozu. Quizás la asociación no sólo se condense en planos fijos y distantes que van describiendo desazón entre los miembros de una unidad dentro de un espacio donde priman objetos antes que personas, o de tomas de una ciudad igual de distante, sino también en el Tokyo que da título a ambos filmes, configurando a partir de la percepción de ambos cineastas el retrato de una familia como núcleo paradigmático de lo social y su crisis dentro de una metrópolis que logra sublimarse o difuminarse.

En Tokyo sonata (Japón, 2008), Kiyoshi Kurosawa vuelve nuevamente a la angustia como motor de la mecánica vivencial de sus personajes, pero esta vez lejos de lo sobrenatural explícito, para hurgar en los residuos emocionales producidos por una sociedad en crisis económica y que va a ayudar a degenerar a sus personajes, pero también a verlos recuperar su dignidad. Ryuhei Sasaki es un ejecutivo que es despedido, y que por honor decide ocultar la noticia a su familia, situación que lo impulsa a simular que sigue conservando el trabajo durante el día. Se vuelve una suerte de indigente de día, junto a otros desempleados como él. Su esposa Megumi cumple su rol materno, mientras sus hijos Takashi, un adolescente  que se enrola a la U.S. Army,  y Kenji, un niño que aprende a tocar el piano a escondidas, se vuelven en la cola de una crisis más grande que desborda el hogar  que propicia la crisis económica de Japón, frente a un tigre asiático como China.

El ambiente de Tokyo sonata puede ser fácilmente un antecedente emocional del entorno de filmes como Retribution, Kairo o Cure, cinta anteriores de Kurosawa. Las personas se han vuelto entes mecánicos y alienados que tienen problemas para resolver sus vidas ante la carencia de ejercicios tan contundentes para la realización social del siglo XXI como lo es el trabajo. Perder el trabajo es perder la familia y la razón. Sin embargo, en este contexto de abandono y dificultades en que Kurosawa introduce a su personaje principal (un padre de familia que se enfurece ante la pérdida de autoridad familiar, asociado a su secreto de desempleo), surge la posibilidad de la individualidad que rompe los códigos familiares y que se define como la salvación o reinvindicación: el hijo que estudia piano a escondidas y que se convierte en la reserva moral de una familia que se ve enloquecida tras el problema laboral.

Tokyo Sonata tiene algunas deficiencias en la inserción de personajes secundarios que resultan demasiado fáciles como detonantes de ciertas acciones de los protagonistas, sin embargo, a partir de los últimos diez minutos, recupera toda la vitalidad y esperanza simbolizada en las sensaciones que despierta el Claro de Luna de Claude Debussy. Uno de los finales más hermosos en la historia de las cintas de Kiyoshi Kurosawa. Era hora.

8.6.11

El Turista de Florian Henckel von Donnersmarck














La incursión del cineasta alemán Florian Henckel von Donnersmarck (La vida de los otros) en la industria de EEUU resulta un descalabro, o por lo menos un traspié dentro de lo que ya se había atisbado en su anterior filme. Quizás se deba a la solemnidad de la historia de La vida de los otros que el cineasta obtuvo la atención del espectador de todo el mundo (gratificado con un Oscar), y que ahora se vea "mancillado" por un filme que se desvive entre la comedia, la aventura y el guión de telefilme, pero que al final de cuentas no deviene en un mala película.

Con guión del mismo Von Donnersmarck y Christofer McQuarrie, The tourist es un filme de gatos y ratones, de ladrones y policías en persecusión constante: Johnny Depp es confundido con un estafador a raíz de su acercamiento a Angelina Jolie, la esposa real del personaje que buscan, pista sinuosa que complicará aún más la situación de búsqueda trasnacional. Hay una atmósfera de chacota en todo el filme, pues uno no termina de aceptar que la trama se deshace en diálogos anodinos, en planos compuestos con cierto tufo a cine de qualité, o en la desazón de la falta de empatía entre una impostada Jolie y un hippie Jhonny Depp. Pareciera que Von Donnersmarck estuviera decidido a hacer una cinta distinta en su ritmo, en su modo de volcar la acción y el romance, tratar de juntar el agua y el aceite argumental en su mezcla de géneros, pero su afán termina por traicionarlo y finaliza su cinta de manera sosa e inconsecuente al estilo que había trazado a lo largo del filme. Al final de cuentas, el turista termina en cualquier parte, y pasa al sitio de las cintas olvidables a pesar del "estilo" francés de la Jolie.

3.6.11

Y si te vi, no me acuerdo de Miguel Barreda
















Esta película peruana terminada en el año 2001, y estrenada diez años después en Lima, tiene un logro de carácter extracinematográfico, mostrar que en este tiempo la capital del Perú ha cambiado muy poco: la misma burocracia, el desgano de sus habitantes, la cumbia, las aceleradas combis, la delincuencia, el ambiente gris y aburrido, la viveza típica. Miguel Iza encarna a “Lagartija”, un joven que regresa de Alemania para el funeral de su padre en Arequipa, pero que es asaltado y dejado a la deriva en la capital. En su trayecto hacia el sur del país, por la carretera Panamericana Sur, conoce a Eva María (Marisol Palacios), una cajera de minimarket que vive con sus padrinos, y que es sospechosa de robo, razón por la cual abandona la casa familiar y huye hacia el sur teniendo como meta llegar a Argentina. En la ruta se unirán sin querer con un reportero alemán (Matthias Dittmer), quien lleva en la maletera de su auto una momia inca, que intenta preservar de las mafias.

Y si te vi, no me acuerdo es una road movie que tiene diversos elementos que la hacen ágil narrativamente, tiene buen ritmo pero no necesariamente resulta "natural" la ilación de los diversos episodios en que se ven implicados estos personajes apáticos en medio del desierto (enredos, malos entendidos, escapes, robos). El filme soporta sus acciones en la relación ambivalente de los protagonistas, que se ven acercados o repelidos gracias a algunos amagos de MacGuffin, por ejemplo, un paquete de "kingkong" que termina siendo un envío de cocaína o el destino de la momia a lo "Juanita".

El cineasta arequipeño Miguel Barreda cuenta una historia de modo acertado, con mucho humor y manejando ciertos requerimientos de la comedia de enredos, que aquí resulta algo ácida y opaca. Definitivamente es una cinta que debió tener mejor suerte durante su estreno en cartelera comercial. Por lo pronto, queda como documento de una situación de extrañeza acerca de la manera en que se estrena el cine nacional, sobre todo por el lapso desde su postproducción hasta el día del estreno, y por la insistencia en los 35mm que, ya a estas alturas del camino, parece un desmedro que aleja las películas de las carteleras.

2.6.11

Cinco películas sobre el amor

















Amanecer. Del campo a la ciudad moderna como proceso de reconciliación. Esta obra maestra de Murnau despliega una sensibilidad excepcional, no sólo en la dirección de personajes (una extraordinaria Janet Gaynor) sino en los movimientos de cámara y dirección artística. Los planos yuxtapuestos para dar la idea de las emociones vividas por los protagonistas proponen una "descorporeidad" de la imagen, que se aleja del modo material de mostrar a los personajes. Un campesino, marido infiel quiere asesinar a su esposa influido por los consejos de su amante, una chica de la ciudad que veranea en su pueblo. Planea la muerte y lleva a pasear a su esposa por un lago, pero se arrepiente. La mujer intuye el plan y escapa. Sube a un tren que la lleva a la ciudad. El marido va detrás de ella. Ya en la ciudad, caótica y atractiva, de autos y carruajes, de ferias y fiestas, de negociantes y dandys, la pareja inicia un nuevo reencuentro con su amor. La ciudad que propicia el nuevo amanecer, que tambien luce demasidado moderna e individual para cobijar este tipo de amor. 

Before sunrise/Before sunset. Dos personajes, buena compañía, paseos por ciudades con encanto en verano, Nina Simone y diálogos ingeniosos en un trip de menos de 24 horas. Cuando la vi por primera vez tenía en mente cómo es que la historia añeja de An affair to remember de Leo McCarey cobraba vida en estos tiempos de cotidianeidad rápida. La promesa de un reencuentro, que luego sabemos fallido, y las lamentaciones por el tiempo perdido contienen estados de nostalgia, extrañeza, ilusión o amagos de amor fou. La cámara se luce en acompañantes travellings, explorando diversos espacios que cobran vida con las conversaciones y anécdotas. París, Viena y una Nueva York invisible haciendo mella como territorios latentes de las posibilidades. La frustración de lo que pudo ser es el gran fantasma.

Un año con trece lunas. Elvira, un transexual, lleva a su mejor amiga Zora, una prostituta, al matadero donde trabajaba. El paseo es una ruta tortuosa no sólo a los patios donde las reses son rebanadas y despellajadas en esos momentos, sino a los recuerdos de Elvira cuando era Erwyn, cuando fue padre de una niña llamada Mary Ann y cuando Cristoph, actor venido a menos, era su amante. La sangre cae a borbotones de las vacas recién degolladas mientras Elvira recuerda a voz en cuello el ultimo monólogo del Torquato Tasso de Goethe que su pareja recitaba con pasión:¨Ya veo que al final estaré desterrado, expulsado, repudiado como mendigo. Así me coronaron y me adoraron como se lleva al altar a un animal sacrificado. El ultimo día me sacaron con sus palabras mi única propiedad, mi poesía, y se la quedaron.  Ahora estoy en vuestras manos,  este don que me había recomendado en todas partes, que me habría salvado del hambre, ahora veo  por qué debería celebrar, para que mi canción no fuese más completa, para que los envidiosos me encuentren miles de puntos débiles y para que finalmente todos me olvidasen... Devolvedme la presencia solo por un instante. Cuando el hombre torturado enmudece un dios cuenta como sufría sufría hasta volverse loco, hasta que el cerebro se le reblandecía, hasta que perdiera todo vestigio de humanidad y pasaba a ser un mero vegetal. De los vegetales nadie se acuerda, todos se olvidan, descomponiendo confundiéndose con la tierra que lo vio nacer. Es el triste final el acceso al limbo, la desaparición total, el fin¨. Elvira pronosticaba su propio final, su propio delirio de soledad y tristeza. Una analogía dolorosa y salvaje. Fassbinder y su estridente grito al desamor.

El nacimiento del amor. Los personajes protagónicos, Lou Castel y Jean Pierre Leaud, hablan de sus experiencias amorosas fallidas, de sus impedimentos para lograr una estabilidad y sentirse amados. Un blanco y negro tenso, hostil, pero ideal para mostrar cómo lo cotidiano se vuelve inocuo, vacío, infeliz. Lou encarna a Paul, un padre de familia con poco compromiso familiar pero que ama a sus hijos pequeños, pero cuya vida marital le parece aburrida y por eso tiene una amante, aunque la situación no llega a nada. Mientras, Leaud es Marcus, un escritor al que su mujer acaba de dejar, ocasionando preguntas sobre la ausencia que desesperan. Ambos se consuelan pero las intenciones de rehacer la vida los llevan por caminos difíciles. Paul conoce a una chica mucho menor que él, que le abre la posibilidad de volver a enamorarse. Pese a ser un sentimiento complicado, Paul asiste, en su madurez, al nacimiento del amor. Este es un Philippe Garrel abigarrado,oscuro, en una película llena de silencios, frases a medio decir y caminatas nocturnas por un París igual de deprimido que sus protagonistas. Garrel afirma, una vez, más que la búsqueda del amor es un asunto permanente, una salida ante el ensimismamiento.

Un couple parfait. Nobuhiro Suwa encierra a una pareja a punto de divorciarse en un cuarto de hotel mientras visitan París. Es inevitable asociar esta notable película a Viaje a Italia de Rossellini, pero la intención de Suwa es mostrar una radiografía de la discusión, del desamor, la ruptura a partir de los silencios, las incomodidades, el odio mutuo que aflora. La pareja desea no verse nunca más pero existe un compromiso de por medio (la boda de unos amigos en común) que los hacen fingir que aún son üna pareja perfecta¨. Valeria Bruni-Tedeschi en su mejor papel sobre todo cuando se detiene a contemplar una escultura de Rodin en un museo de la ciudad, lo que evidencia algún recuerdo o nostalgia por sentimientos perdidos. Y Suwa da lecciones de cómo usar la cámara en espacios tan cerrados y caldeados como la habitación de un hotel  en medio de pesadas y duras discusiones. Cada uno duerme en una cama diferente, pero Suwa se encarga, a pesar de las peleas, de tensar la situación dejando la puerta de la reconciliación abierta, algo que jamás se da.

1.6.11

My blueberry nights de Wong kar wai















Con My blueberry nights, Kar wai añade que hay un tipo de alma que no se puede configurar en otros espacios por más ralentis, desenfoques o luces de neón que emplee. El universo de la forma que Kar wai patentó en sus anteriores filmes, en esta cinta rodada en EEUU, es similar en su gesto poderoso, poético en sus diseños y alusiones, pero inútil para entrar en el espíritu de los protagonistas que ubico como apenas contornos de otros antihéroes del amor y desamor del cineasta hongkonés. My blueberry nights es una cinta fallida que intenta sin éxito trasladar una puesta en escena que desborda calles oscuras revividas sólo por las luces de neón, por tratar de lucir a mujeres dolidas pero que buscan nuevos bríos a partir de la nada, y por mostrar dramas amorosos oscuros y extraños a partir de las elipsis y los silencios. Todo el real y estupendo Kar wai queda en el intento, en el puro ejercicio, en una maniobra por parafrasear su universo pero desde el margen.

Wong kar wai se repite a sí mismo pero en un tono menor, como si la elección de actores, los nuevos escenarios, el inglés, la inclusión de un coguionista, la ausencia del director de fotografía Cristhopher Doyle fueran signos del desmedro. Es un Kar wai aletargado, que mide cada paso que da, que hace extrañar al cineasta de Chungking Express o Fallen angels. Se dice que esta cinta protagonizada por una desacertada Norah Jones es sólo para amantes del cine del Kar Wai; mas bien creo que es un filme para aquellos que no lo conocen, que recien aprecian el modo de narrar cadencioso, o de duermevela y detenimiento en algunos casos.

My blueberry nights hace pensar en lo intransferible de algunos códigos vinculados a los espacios y a lo cultural que hacen imposible que este cineasta adapte sus historias y sus fantasmas con originalidad a otros contextos, es como si quedara absorbido por las limitaciones de entrar a un mercado más grande, de estrellas y requerimientos. Kar wai hace todo lo posible por clonarse, por adecuar su universo a un nuevo territorio, pero resulta impostado, artificial. Por ejemplo, no es que espere que Jude Law sea como Tony Leung, o que la historia de amor tenga la intensidad y maestría de Con ánimo de amar, pero sí se reconoce en el filme una extrañeza, una pérdida, un vacío, que espero no se perciba en La dama de Shangai, el nuevo filme con Nicole Kidman y con fondos franceses del hongkonés.