30.1.12

Jack y Jill de Dennis Dugan

Nuevamente Adam Sandler trabaja unto al cineasta Dennis Dugan, con quien ya había hecho trabajos como Papá por siempre o No te metas con Zohan, pero, lamentablemente, en una comedia poco afortunada.

Jake y Jill (EEUU, 2011) quizás sea la cinta con más errores de continuidad que haya visto en el último año, y con un humor tosco y poco trabajado que hacen que se valoren de verdad sus pocos aciertos en la hora y media en que vemos a Sandler en un doble papel.

Sadler es Jake, un publicista mediocre que tiene como gran misión que el actor Al Pacino (sí, encarnándose a sí mismo) realice un spot televisivo promocionando el café Dunkaccino de Dunkin Donuts, mientras también personifica a Jill, su hermana gemela de carácter insoportable, solterona y con poca carisma. Presentar situaciones donde los dos personajes interactúan resultan poco engranadas logrando una serie de gags trillados y sin mucho tino.

En este embrollo argumental, donde los dos hermanos tienen forzados roces de incompatibilidad, la presencia de Al Pacino, como actor de cine y teatro mítico que se enamora de Jill, donde también hay lugar para la aparición de Jhonny Depp luciendo un polo de Justin Bieber, son elementos descabellados que sacan un poco de brillo pese a la participación de Eugenio Derbez, en un rol de mexicano ilegal y de buenas intenciones.

El comercial de Al Pacino, promocionando el Dunkaccino, viene a ser el momento más "original" de este filme, donde Adam Sandler parece haber perdido las ganas y la creatividad para diseñar personajes bajo un sentido del humor que no tenga que recurrir cada cinco minutos a lo escatológico para lograr una carcajada.




12.1.12

Películas que soporté por amor de madre

Me moría por poner Pollitos en fuga de Nick Park
y Peter Lord, animadores de la productora de Wallace y Gromi, pero caí en cuenta que mi hijo aún no había nacido, y que si la vi fue llevando a mi hermana, que en aquella época tenía siete años. De verdad no suelo tener mucha paciencia ante cintas como Shreck, La era del Hielo o Madagascar, que en muchos casos me parecen intragables con sus musicales, su humor de chistecitos, sus argumentos trillados, sus parafreseos a los personajes de moda, sin embargo tienen por allí momentos que me sacan de la "cabeceada" o me complacen con alguna morisqueta que hacen valer la pena y la entrada pagada (como el caso del Pinocho de Shreck, que baila como Michael Jackson en la escena del epílogo).

Mi hijo sabe que hago mucho esfuerzo en llevarlo a ver estas películas al cine, y que en muchos casos debo ceder,  simplemente ser complaciente al aceptar sus opciones (¿Tin Tín o Los Muppets?: pero ay, si era obvio que iba a elegir a la Rana René). O que en algunos casos recurro a la opción más fácil: "Creo que esa la puedes ir a ver con tu papá". De todos modos, creo que ha sido un ejercicio divertido recordar juntos aquellas cintas en que nos aburrimos mutuamente de la mano de un pingüino bailarín, de unas vacas vaqueras o unos superhéroes de poderes aburridos. Aquí va nuestra lista tentativa:

Happy Feet: demasiada sensación de frío y malestar por ver a un grupo de pingüinos bailando al compás de música disco, a pesar que lo hacen a ritmo de tap. George Miller hizo lo posible por hacer un filme modoso, amable, romántico, poco valorado por un par de espectadores que buscaban algo más que canciones de Prince, Queen o The beach boys en un alegato ecológico donde solo faltaba Al Gore.


Los Muppets: a mi hijo le encantó a pesar que Jason Segel canta y baila, o que Amy Adams no sepa ni qué hacer con su personaje de adorno. Quizás el error de Los Muppets, filme de James Bobin, haya sido meter a gente de carne y hueso en un entorno donde originalmente solo "los humanos" aparecían para ser entrevistados o para fungir de maestros de ceremonias. Una historia de telefilme.

Los Pitufos: Raja Gosnell es el responsable de las películas más odiosas que haya podido ver: Un chihuahua en Beverly Hills, Scooby Doo o Esta abuela es un peligro, pero también de hacer la adaptación infame a la pantalla grande del dibujo animado que más veía en la primera infancia. Ver a Doogie Howser siendo amigo de Papá Pitufo fue la gota que derramó el vaso. Totalmente descartable.

Los cuatro fantásticos: dirigida por un tal Tim Story (quien realizó capítulos de CSI: Miami), es pues otro plomazo de aquellos, donde se presenta a la factoría Marvel más alicaída y sin mucha acción que aportar. Quizás el inicio de adaptaciones de cómics sin mucha gracia y hecha solo para atraer a los incautos.

Y de hecho que hay más películas que agregar a esta lista, como Hulk de Ang Lee, la peruana Piratas del Callao, o Tierra de osos de Disney. Sin embargo, recordando, dudo que mi madre se haya quejado mucho al llevarme ver las películas de Parchís o Menudo, y esa es la diferencia.


11.1.12

Camino a la libertad de Peter Weir

Que National Geographic financie una película de Peter Weir solo puede augurar un resultado controlado, ajeno a las anteriores proezas del cineasta australiano, donde solo se puede tener esmero en mostrar la grandilocuencia del paisaje frente a los diminutos personajes en situación de fuga.

The way back o Camino a la libertad (EEUU, 2010) es una película ambientada en plena segunda guerra mundial, en las inmediaciones de un gulag en la Siberia, donde están prisioneros un grupo de disidentes del regimen estalinista, quienes planean la fuga hacia Mongolia, en un sueño casi imposible.

Weir, desde el inicio, hace evidente que está contando un hecho de la vida real y que se trata de un filme de supervivencia, pero dotado del contexto bélico y cruel más filmado de la historia del cine. Este contexto es lo que termina sepultando a esta cinta de pocos momentos logrados, donde apenas existe eso que mueve todo filme de sobrevivientes: el compromiso, la amistad, el sentido común. El comunismo como la lepra del mundo, es de por sí un juicio mostrado en un epílogo fácil, telenovelesco y de resumen histórico que casi resulta un disparate.  Igual, Weir no se da por vencido y propone algunas escenas que funcionan, sobre todo rodadas en el desierto, donde la figura de un Ed Harris cobra protagonismo en medio de un reparto sin carisma (incluido un Colin Farrel que intenta hacer de ruso).

Parece que el Peter Weir de La última ola o Capitán de mar y tierra, está un poco aburrido de la vida. Habrá que despertarlo.



9.1.12

David Bowie y mis apariciones favoritas

Es típico que mucha gente de mi generación haya conocido a David Bowie por su papel de Jareth, el rey de los gnomos en Laberinto de Jim Henson. Malabares con unas esferas le dieron fama insólita de mago y de ente misterioso para quienes apenas sabíamos de Let's dance como hit de temporada. Sin embargo, por aquellos años, ya había actuado en la mítica The Man Who Fell to Earth o en El ansía del que fuera Tony Scott, el de antes, no el de ahora.

Quizás lo peor que haya hecho Bowie en el cine sea el papel de Andy Warhol en Basquiat (como que demasiado evidente, tan igual como que Woody Allen haga de Groucho Marx), pero pese a eso, igual lo mantengo como aquel artista que siempre quiere variar y configurarse como "estrella" en todo el sentido de la palabra. Veremos a qué más se atreve en el cine, dejando de lado apariciones como en High School rock, para variar.

En Twin Peaks: Fire Walk with Me de David Lynch, interpretando a Phillip Jeffries.



En la alemana Christine F. de Ulrich Edel, en un cameo. Película maldita para la adolescente que fui a finales de los ochenta, y ni hablar del best seller.



La última tentación de Cristo de Martin Scorsese, haciendo de Pilatos.



En Zoolander de Ben Stiller, en cameo imprescindible.



En El gran truco de Christopher Nolan, donde es Nikola Tesla.

7.1.12

Conocerás al hombre de tus sueños de Woody Allen

Es lamentable ver cómo las fórmulas woodyallenianas han ido degenerando hacia el facilismo y a una suerte de megalomanía que considera que cualquier cosa podrá llamar la atención solo porque antaño se hizo películas como Crímenes y pecados o Manhattan. Woody Allen no solo ha perdido la brújula (que pone en duda incluso que a estas alturas haya dirigido una cinta tan especial como Medianoche en París), sino que se deshace en realizar filmes donde siempre hay escritores frustrados, mujeres histéricas y ancianos millonarios sin mucho qué pensar. En Conocerás al hombre de tus sueños (EEUU, España, 2010), Allen aborda la "tragicomedia" de una familia londinense, en pleno proceso de transformación: ancianos que se divorcian, matrimonios asimétricos, enamoramientos confusos y mentiras que van a aflorando sin mucha intromisión. El resultado, poca creatividad.

¿Por qué demandar creatividad a alguien que siempre pone el mismo ritmo jazz, los mismos créditos, la misma forma de narrar casi coral, el toque surreal o grotesco (adivinos o charlatanes), y su necesidad de mostrar a algún alter ego?  Allen sigue estresado en su propio universo, donde quizás sea esa necesidad de ubicar su interpretación de las "relaciones humanas" en espacios fuera de su querida Nueva York, lo que prodiga el aire de repetición y hastiamiento. Ni Naomi Watts ni el estupendo Josh Broslin, puede salvar esta historia en declive, con historias abiertas, sin mayor voluntad para profundizar en esas pequeñas luchas interiores.

El final, de la madre (Gemma Jones), "conociendo al hombre de sus sueños" (en el título de la película al español, ya que el original es You will meet a tall dark stranger), como confirmación de que en un entorno de cuerdos, el loco es el más certero y loable, es contundente para mostrar a un cineasta cansado, que ya no tiene mucho qué ofrecer.

6.1.12

Sur le planche de Leïla Kilani

Sur le planche (Marruecos, Francia, Alemania, 2011) es la ópera prima de la directora marroquí Leila Kilani,  cuya historia se detiene en dos muchachas trabajadoras de una planta de camarones en el Tánger, quienes por las noches viajan hasta Casablanca, para ejecutar pequeños robos menores.


Kilani realiza su filme en torno a una dicotomía marcada: los ambientes diurnos de una fábrica de alimentos de exportación, donde cientos de mujeres realizan un trabajo de modo maquinal y rápido, frente a las atmósferas nocturnas, de planos cercanos y nerviosos, con cámara en mano, de un ciudad trepidante lejos del Tánger que ha mostrado el cine.



La decidida Badia (Soufia Issami) convence a la timorata y sigilosa Imane (Mouna Bahmad) a visitar, luego de pelar camarones en la planta, bares y restaurantes de Casablanca, en la zona más cosmopolita, para hacer un poco de dinero adicional, robando cámaras fotográficas, teléfonos y "ropa de marca" a turistas y a jóvenes que las confunden con prostitutas. En una reunión conocen a dos muchachas, Asma y Nawal, que se convierten en sus reversos, tanto por vivir en casas de clase media, como por ser atractivas y por tener mejores trabajos. Badia sueña con conseguir trabajo en la zona franca de Tánger, como Asma y Nawal, lo que le daría mejor posición económica y social, frente a la vida de pobreza que vive lejos de la "frontera".

La cineasta Kilani sostiene su filme en la figura aguerrida y persistente de la actriz Soufia Issami, siempre a la expectativa de salir de la pobreza, de dejar de trabajar en la fábrica que la llena de olor de mariscos, para cual realiza un ritual de limpieza con color local.  La cámara la sigue en el baño, en sus visitas al cuarto de Imane, en su relación con los hombres que se vuelven víctimas. Kilani no solo hace el retrato crudo de este personaje de personalidad obtusa y compleja, sino que deja en el fuera de campo o en el universo de las entrelíneas los móviles de su relación con Imane y el impulso social que la lleva al delito. Una mirada femenina de lo social que no pasa desapercibida.


4.1.12

Las aventuras de Tin Tín, el secreto del unicornio de Steven Spielberg

Pura aventura, siendo coherente al espíritu de la historieta, pareciera ser la premisa de esta cinta de animación de Steven Spielberg, quien se propuso utilizar las fórmulas de acción de sus filmes más famosos: la saga de Indiana Jones. La primera parte de una trilogía, que mezcla argumentos originales con fabulación insólita sobre este pelirrojo cronista a la búsqueda de adrenalina.

Tintín y su perro  Milú encuentran un barco de decoración que contiene la ruta de un tesoro escondido, y que se convierte en el objeto del deseo del villano Sakharine. El escape lo lleva a dar con el alcohólico capitán Haddock, con quien emprendé un viaje de recuperación de la memoria y de hallazgos de tesoros y verdades.

Spielberg no intenta ser escrupuloso con la descripción de los personajes, a quienes esboza con rápidez y estereotipos, sobre todo pensando en un público nuevo (Haddock es Archibaldo Haddock, así de hachazo, cuando Hergé se demoró varias entregas antes de dilucidar la identidad completa de su etílico personaje).  Mas bien el cineasta se detiene en desarrollar ejes de acción dinámicos, que desencadenen persecuciones, peleas cuerpo a cuerpo y atrevidas acrobacias (recordar la secuencia en el barco mientras Tin tín se tambalea en busca de unas llaves en medio de obesos marineros ebrios), en un entorno casi masculino en su totalidad, sino fuera por la presencia del Ruiseñor de Milán o Bianca Castafiore, la única mujer con importancia en casi dos horas de metraje, que ratifica conservar el espíritu del cómic (Hergé fue acusado varias veces de misógino, por ejemplo).

Las dos horas de Las aventuras de Tin Tín se vuelven una delicia, tanto por el uso del 3D, que llega por momentos ser simulacro de lo "real", como por dotar de otro tipo de alma y cuerpo a estos seres de papel. Spielberg recupera el mejor espíritu de su cine de aventuras, aprovechando precisamente el canon de lo "exótico" como antaño, de visitas a lugares alejados, de entrevero anacrónico, tal como lo hiciera en Indiana Jones. Esperemos cómo le va a Peter Jackson con la segunda parte de esta entrega.

3.1.12

A little closer de Matthew Petock

Un cinta discreta sobre tres integrantes de una misma familia en una Virginia rural, a través de la mirada de lo sexual en historias entrecruzadas: una madre soltera en busca de amante, un adolescente atento a indicios hacia su primera relación sexual, y un niño de 11 años en pleno despertar onanista.

Matthew Petock, en su debut en el cine, proyecta sus intenciones conforme va desarrollándose la trama, ya que desde el comienzo asistimos a la cotidianeidad de esta familia y su relación con la comunidad: en la escuela, el trabajo y los vecinos. Poco a poco va a ir dilucidando a qué apunta cada uno, llegando a resoluciones casi sutiles, sin mayor dramatismo. Pareciera que esta apertura a lo sexual desde distintos ángulos, sexos y edades fueran dar por igual a actos fallidos que trastocan la soledad de los personajes de alguna manera.

Petock relaciona a sus actores con el espacio, definido no solo por la rutina, sino de acuerdo a sus intenciones: una fiesta de provincia, las vías abandonadas de tren, lagunas alejadas,  terrenos abandonados, el aula de clase. Mientras el hogar se convierte en el cobijo.

Por momentos, en A little closer (EEUU, 2011), pareciera que no sucede nada, solo ese descubrir de cada protagonista, a la espera de nuevas oportunidades, simula ser un relato indie sin mayor ambición, pero precisamente, en ese no decir o mostrar mucho, es que reside su mayor atractivo, en esos personajes que no tienen mucho qué decir, qué pensar, qué hacer.

2.1.12

Martha Marcy May Marlene de Sean Durkin


La historia de Martha Marcy May Marlene es escabrosa. Violaciones, adoctrinamientos persuasivos, crímenes y la locura de una adolescente sometida a los fundamentalismos de unos fanáticos religiosos. Este ópera primera del estadounidense Sean Durkin, es una propuesta convincente sobre el escape de una muchacha de una secta evangélica, que se ubica oculta en medio del bosque. Martha (Elizabeth Olsen, hermana de las famosas gemelas) es el sostén de la película: se muestra desencajada, ida, desorientada, al borde de la histeria mientras intenta recuperarse sin decir la verdad de los hechos a las que fue sometida, en la casa de su hermana Lucy (Sarah Paulson), quien vive en comodidad junto a su esposo (Hugh Dancy).

En este nuevo lugar, Martha rememora cómo es que fue captada por esta secta, sus días de pobreza en un entorno de carencias forzadas, las violaciones por parte del líder del grupo: el patriarca que abusa sexualmente de todas las integrantes de la agrupación, incluso de sus hijas. Martha o Marcy aprenda a disparar, a dopar a las futuras víctimas, a cocinar y a ser parte del "harén" del líder, del pastor.

Por lo descrito, Martha Marcy May Marlene (EEUU, 2011) puede ser pieza fácil para un telefilme sobre secuestros y abuso sexuales de adolescentes bajo la persuasión y el fanatismo, sin embargo el cineasta dota a su filme de la atmósfera y juegos de tiempos necesarios para construir un relato desde la inestabilidad emocional y el trauma de su protagonista.

John Hawke, el actor que encarna el padre del culto, enamora, seduce, dedica canciones, acaricia, besa a sus adeptas hasta volverlas sumisas e indiferentes a la independencia, y lo hace aprovechando su figura de tipo inofensivo y protector. Mientras, Martha, que otras veces fui Marcy, pero también Marlene, intenta renovarse junto a su hermana, sin embargo su silencio, su obstinación en revelar la causa de su malestar, hacen de este filme el resumen de tensiones que no llegan a explotar del todo.

 Martha Marcy May Marlene es una cinta fuerte pero irregular, ya que pareciera que el cineasta optara por una elección moral al mostrar el encierro austero frente al lugar de cobijo desde la clase media estadounidense, e insinuando más parafilias y maldades de las que las imágenes logran dilucidar. Una experiencia rara, pero que no llega a cuajar del todo.