15.6.11

Una película buena de un director malo: Planet terror de Robert Rodríguez

















Robert Rodríguez ha sido en los últimos quince años un director para el olvido, mentor de cintas fallidas o con afanes pretenciosos, alejadas de ese ejercicio artesanal y sobrevalorado llamado El mariachi, obra ejemplar del rodaje barato y fruto de la creatividad en la austeridad para mostrar un cine áspero, grave, de "hombres", con un bajo presupuesto que alimentaron su fama de película de culto.

Rodríguez es un director nacido en EEUU pero su origen mexicano le ayudó a reformular la mirada del migrante en Hollywood (sin juicio de valor, ya que puede decirse que sigue manteniendo los estigmas y prejuicios de siempre en torno al chicano o mexicano que migra, punto que queda exagerado en una cinta como Machete): El mariachi. Años después siguió con ese contexto de sicarios y maleantes en dos deleznables "secuelas": Desperado y Once upon a time in Mexico, filme donde además de Antonio Banderas y Salma Hayek, actúan Johnny Depp, Mickey Rourke, Willem Dafoe, Enrique Iglesias, Eva Mendes, Danny Trejo, Cheech Marin y Rubén Blades en un sancochado ultra atrevido.

Un acercamiento a lo que sería años más tarde Planet terror fue Del crepúsculo al amanecer (1996) escrita al alimón por Rodríguez y Quentin Tarantino, una cinta de terror y comedia sobre vampiros en la frontera mexicana, demasiado irregular inclusive para adivinar las intenciones lúdicas del cineasta por el cine de serie B y el pastiche. La cinta tiene momentos logrados, sobre todo en la primera parte (se nota el ojo de Tarantino), pero conforme la cinta avanza hacia el delirio y lo bizarro resulta una mezcolanza sin rumbo (se nota el ojo tuerto de Rodríguez).

Planet terror es junto a Death proof de Quentin Tarantino parte de Grindhouse, proyecto homenaje al cine continuado muy popular en los años setenta y ochenta, que incluye falsos trailers, como el de Machete, que inspira el largometraje que viene preparando Rodríguez. Planet terror rinde homenaje al cine de zombis, a la estética del cine fantástico de bajo presupuesto, al cine de horror emblemático, especialmente al cine de Lucio Fulci, George A. Romero y John Carpenter, sin dejar de mencionar los guiños al cine Z, gore y bizarro. Definitivamente mi gusto por el cine fantástico en sus estilos más crudos y delirantes han propiciado que revalore a Rodríguez como cineasta a partir de este regalo de buen cinéfilo: aprendió las lecciones y se convierte en un narrador con piezas de reciclaje, con inspiraciones que pueden resultar futiles o vacías, con las fórmulas de los diversos sub géneros revertidas para crear un delirio con la única finalidad de divertir y de dar la yema en el gusto de cientos de cinéfilos.
 
Y Rodríguez lo hace bien al proponer esta isla que es el pueblo infectado por un virus que convierte a la gente en zombi. Rose McGowan como una bailarina gogo se queda sin pierna y usa una metralleta como prótesis; Marley Shelton como una doctora que tiene las manos heridas y se ve forzada a no ejercer su profesión en momentos de emergencia médica; o Fergie de Black Eyed Peas muriendo de modo grotesco.
 
En Planet terror prima el disparate puro, es el territorio de personajes desquiciados que compiten en locura y salvajismo con los mismos zombies de los que tienen que huir. Es un excelente homenaje hecho por alguien empapado de cine (que se nota también en la banda sonora creada por el mismo cineasta), un regreso más definitivo y honesto a lo que Rodríguez había dejado de hacer desde 1994. Machete reafirma en clave menor los logros de Planet terror, al final de cuentas.

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