Django, la otra cara (Perú, 2002) se hizo con la diligencia de un telefilme. Y esa rápidez no le ha permitido ser más que una rústica gimnasia de cámara sin rigor ni fuerza expresiva. Realizada en video digital, esta ópera prima de Ricardo Velásquez, hombre de teatro con experiencia en la asistencia de dirección, relata entre el biopic y el policial, parte de la vida de Orlando Hernández "Django", famoso asaltante de bancos de los años setenta, quien ofreció su historia a Inca Films, la empresa productora de la cinta.
Narrada a través de un gran flashback, que incluye otros breves, el filme narra el antagonismo entre Django, encarnado por Giovanni Ciccia, y el teniente Maco, interpretado por Sergio Galliani, perseguido y perseguidor, amigos desde la infancia y cuya amistad se rompió por una mujer (Tatiana Astengo). Pero también Django sostendrá un fogoso romance con la Chica dinamita (Melania Urbina) y robarán al alimón, al mismo estilo que Bonnie and Clyde, pero guardando las distancias cinematográficas del caso.
Velásquez aborda la cinta con los parámetros del policial, aunque sin transgredirlos o innovador, lo que ya es mucho pedir. Tiene más semejanza en su ritmo con Johnny Diez pesos, que con alguna cinta de Lorenzo Lamas, para ser algo irónica.
Como si una máquina midiera la tensión de las situaciones, la variación entre las secuencias de acción y las familiares o íntimas se sucede de modo automático. A Django, la otra cara le falta oficio. La iluminación uniforme, los personajes planos, algunos flashbacks que propician confusión por su indefinicion técnica (ya que pasan del color a un ligero sepia), el uso de la música salsa como himno de las barriadas y marginales, y algunas aureolas en las cabezas de los actores por el transfer del digital, aseguran asperezas técnicas evidentes.
Su juego de estereotipos no llega a cuajar del todo, ya que se nota a algunos héroes como meros sujetos de acción (el bandido, el policía recio, la esposa abnegada, la atrevida valiente). La idea de conquistar un público ávido por un cine más de género, que se supone ávido a escena de violencia, sexo y acción se ve frustrada. Un policial trillado como para la televisión. (Publicado originalmente en la revista Quéhacer)
"Un policial trillado como para la televisión" rematas y coincido contigo, ésta es una película para llenar un espacio de fin de semana, algo para el que quiera matar el tiempo en lugar de ver programas cómicos o espectáculos de baile, e igual no produce mucho magnetismo como para abandonarse a verla, mejor está el cable si de televisión hay que hablar, no sé pero estos actores no logran hacer personajes consistentes o eficaces ni crean expectativa alguna, puede que sea falta de habilidad o mala dirección pero no logran hacer algo destacable.
ResponderEliminarPD: Mónica, animate a visitar mi bitácora, si te gusta la colocas en tu lista y así apoyas a un cinéfilo como tú.
Mario.
Ok, Mario. Leeré tu bitácora y la pondré en mi lista. Gracias por tu comentario.
ResponderEliminarSaludos.
Te agradezco el apoyo Mónica, ya volveré para leerte y comentar de ésta hermosa pasión que es el cine, la que tanto nos produce felicidad a muchos. Un abrazo.
ResponderEliminarMario.