Ella es una de las películas peruanas más interesantes en este inicio de la década. Ni siquiera puedo decir que es un reencuentro del cineasta Francisco Lombardi con los motivos de sus anteriores películas. Ella es una cinta diferente, con otros intereses expresivos y argumentales, con una osada puesta en escena centrada en pocos diálogos y situaciones largas.
Ella es una película sobre la resistencia a una pérdida, sobre la obsesión de un hombre frente a la infidelidad, sobre el acto de crear y la complicidad entre amantes desengañados. Con un pulido guión (a cargo de Eduardo Mendoza y Joanna Lombardi), dadivoso en escenas cercanas de los personajes, que captura gestos y miradas (primeros planos de tensión y sudor), hacen sentir la corporeidad de la persona que da título a la cinta pese a su ausencia. A través de una situación límite y escabrosa, Lombardi crea un retrato maldito sobre un pintor en crisis de madurez y creativa.
La cámara de Lombardi se hace testigo de una suerte de deterioro moral del protagonista, cegado por los celos, perseguidor implacable, alcoholizado, frustrado de ver a un contrincante más joven, atractivo y diseñador gráfico, que se convertirá en el catalizador de un miedo básico: la soledad.
La primera escena, del pintor en plena faena frente a su modelo, también su mujer, da cuenta de la metáfora del maniquí, del “objeto” del deseo inasible, de la musa petrificada, inexpresiva en su contorneo de hielo.
La primera escena, del pintor en plena faena frente a su modelo, también su mujer, da cuenta de la metáfora del maniquí, del “objeto” del deseo inasible, de la musa petrificada, inexpresiva en su contorneo de hielo.
Si bien hay diálogos extensos que resultan énfasis o anulación de lo sutil, Lombardi hace plausible un tema complicado como el del perdón y la comprensión a través de la imagen ausente de la mujer amada por dos hombres, para lograr la conjunción de carácter casi suprarreal. Ella es una película que queda en la memoria, y su final, acompañado de una estupenda banda sonora, es un halo de maestría inhallable en otras obras del cineasta (a excepción de Bajo la piel o La boca del lobo).
El mundo al revés: Francia, de Caetano, es mala, y esta bazofia de Lombardi es magistral. Dios nos coja confesados.
ResponderEliminarELLA es una película muy interesante. Con problemas, cierto. Pero con muchísimas virtudes también. Hay una coherencia y una articulación interna significativa que, como bien apunta Mónica, difícilmente encontramos en el cine nacional reciente. Incluso los diálogos enfáticos (que redundan sobre lo ya visto) revelan sensibilidad, depuración, constituyen recaudos en favor del auditorio respecto d eun tema complicado.
ResponderEliminarNo porque que sean Caetano o Lombardi se debe prejuzgar. A propósito UN CUERPO DESNUDO, y coincidiendo con la gran mayoría de críticos y opinantes, debe ser lo más bajo en la carrera de Lombardi.
OCM
Ella, no es una buena pelicula!! No!!
ResponderEliminarLa gente salio silbando de la sala, lastima..
La gente sale silbando, Ok, pero eso no es argumento para quitarle méritos a una película. Mas bien, Lombardi ha sido arriesgado al realizar Ella, con un concepto lejos de sus anteriores filmes. Y eso es más que relevante.
ResponderEliminarSobre Francia, la puedes ver mil veces y jamás va a ser una buena película, es un desliz en la carrera de Caetano, y no sé qué tiene que ver con Ella. Eso sí suena antojadizo.
Y Oscar, claro, tu mención a Un cuerpo desnudo se debe a las comparaciones que he leído en torno a Ella, pero esas apreciaciones nacen porque hay una calata en cada película, y eso también pues es jalado de los pelos, son películas totalmente diferentes, una fallida y la otra un logrado ensayo sobre los celos y la complicidad en el amor, un tema problemático que Lombardi aterriza y hace humano.