En la niñez, los juegos con la Barbie se revelan como pulsiones de un alter ego futuro. Una chica rubia, que no envejece jamás, independiente, sin hijos, millonaria, con un novio mojigato, con sus perritos, con un guardarropa imposible, y sobre todo, con la más hermosa razón por la cual nuestros padres dejaban que la vistiéramos y desvistiéramos como si nada delante de Ken a pesar de sus 90-50-90: Barbie no tiene genitales. Esta ilusión de la vulva sin hendidura (tal cual a la vulva que tiene Ken, o mejor dicho, a su calzoncillo pegado a la carne de plástico) queda inútil en el imaginario que Cristian Cancho propone en La farándula (1997), el más ingenioso y delirante largometraje trash peruano hecho en video, teniendo a estos míticos personajes de Mattel como protagonistas.
Barbie sale con Ken, pero él está harto de vivir en abstinencia sexual, así que decide darse a la vida relajada, acompañado de Pete y otros amigos. Hasta allí la historia parece un cuento de revancha adolescente, pero el relato adquiere giros insospechados que pasan por la sodomía, zoofília, violaciones, asesinatos, drogadicción y pedofilia. En La farándula que Cancho imagina, los muñecos no conocen límites. Pero igual que en "la vida real", a Barbie le gusta el color rosado y quiere llegar virgen el matrimonio.
El estilo de la animación, en stop motion o inclusive utilizando las manos para mover a los juguetes), se aprovecha de la carga infantil y modosa que tienen estos muñecos pero para pervertirlos hasta el extremo, tanto que hasta lo castrado aparece: relaciones sexuales explícitas entre Ken y todas las chicas que se le atraviesan, sexo y felaciones en vivo en conciertos anarco punk o fiestas con córceles incluidos. Las Barbies y Kens de Lima animada,nocturna y procaz,viven entre el vocabulario soez, las parafilias y los temas tabú. Cancho libera su relato hacia el desparpajo, como si se tratara de la película que alguna vez soñamos hacer con nuestros amigos en plan chacota. La sátira a los conciertos de rock y sus cantantes (performance de Melchormalo y de Donnie Wahlberg, ex New Kids on the Block), a las discotecas, a las chicas huecas o a los chicoscon pinta de modelo que se creen ganadores porque llevan el carro del año (estupenda analogía del maniquí).
Si Todd Haynes usó a las barbies como metáfora ideal de la anorexia y la fragilidad en su cinta sobre la vida de Karen Carpenter y hace poco en Toy story 3 vimos a la famosa muñeca y su novio en clave glam y hasta camp, Cristian Cancho va más allá al usar los cuerpos de caucho de Mattel. Si bien la factura de La farándula resulta toscamente casera, lo cual aún la hace más trash y serie Z, es valorable el trabajo de la puesta en escena por darle al mundo limeño de Barbie y Ken cierta verosimilitud y hacer mofa del entorno juvenil de los noventa en Lima. La intención de Cancho es puro delirio, sin intenciones enrevesadas.Vale la hilaridad a costa de estos muñecos infames.
Dos películas más a tener en cuenta, distintas e imperdibles.
Superstar: Karen Carpenter story. Tiene su lado trash también, pero no deja de reflejar en sus planos toscos y en los curiosos movimientos de los muñecos el alma sublime de Todd Haynes.
Meet the feebles. Una de las películas más estrambóticas con muñecos en plan hardcore, de un Peter Jackson irreconocible. Los muppets serían como el lado nerd y zanahoria de la vida.
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