El canadiense Bruce LaBruce es uno de los impulsores del queercore u homocore, pues su cine se centra en una visión poco convencional de la homosexualidad, que mezcla ideología punk y skinhead, y algún tipo de rollo político "revolucionario".
LaBruce (seudónimo de Justin Stewart) ya ha dirigido seis largometrajes, donde conviven las fronteras con lo pornográfico, el documental, el humor negro, la violencia y el terror. Entre sus filmes aparecen títulos como The Raspberry Reich, Hustler white, No skin off my ass o Super 8 ½, presentadas en festivales internacionales de cine gay. En un BAFICI pudimos ver su filme Otto; or, Up with dead people (2008), cinta a la cual su autor ha denominado como una "película gay zombi melancólica".
Otto… es un paseo bizarro y delirante por el mundo del subgénero de los zombis, pero esta vez estos no-muertos (todos bellos skinheads) ya no buscarán arrancar sesos o morder yugulares sino encontrar cualquier orificio que facilite sus intenciones (hay una escena memorable de una penetración por una herida en el torso).
El héroe de LaBruce es un adolescente zombi gay con problemas para recordar su pasado (Otto), ante lo cual se muestra susceptible y triste en las calles de Berlín, pero es ayudado por una cineasta llamada Medea, quien está buscando actores para su nuevo filme (Up with dead people), cuyo argumento narra la convocatoria de un grupo de zombis gays entrenados para acabar con los reaccionarios del mundo. Con este despegue, el canadiense juega con dos trayectos narrativos, el de Otto en su viaje identitario, y el de Medea, en la construcción de su filme porno-político-gay.
Otto… está llena de referencias inevitables al cine de zombis, pero como el personaje es un ser en el limbo, LaBruce no hace más que ponerle una cuota sardónica y visceral, donde puedes encontrar escenas a ritmo de Antony and the Johnsons, orgías gays multitudinarias, o simplemente a un Otto recogiendo flores como si fuera un nuevo Frankestein perdido en los campos primaverales en las afueras de Berlín.
Otto… es un paseo bizarro y delirante por el mundo del subgénero de los zombis, pero esta vez estos no-muertos (todos bellos skinheads) ya no buscarán arrancar sesos o morder yugulares sino encontrar cualquier orificio que facilite sus intenciones (hay una escena memorable de una penetración por una herida en el torso).
El héroe de LaBruce es un adolescente zombi gay con problemas para recordar su pasado (Otto), ante lo cual se muestra susceptible y triste en las calles de Berlín, pero es ayudado por una cineasta llamada Medea, quien está buscando actores para su nuevo filme (Up with dead people), cuyo argumento narra la convocatoria de un grupo de zombis gays entrenados para acabar con los reaccionarios del mundo. Con este despegue, el canadiense juega con dos trayectos narrativos, el de Otto en su viaje identitario, y el de Medea, en la construcción de su filme porno-político-gay.
Otto… está llena de referencias inevitables al cine de zombis, pero como el personaje es un ser en el limbo, LaBruce no hace más que ponerle una cuota sardónica y visceral, donde puedes encontrar escenas a ritmo de Antony and the Johnsons, orgías gays multitudinarias, o simplemente a un Otto recogiendo flores como si fuera un nuevo Frankestein perdido en los campos primaverales en las afueras de Berlín.
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