22.8.10

Encarnación del demonio de José Mojica Marins


Tiene aún las mismas garras por uñas, el sombrero de cura rural y el medallón brillante que pende sobre el típico atuendo negro. Su osadía no tiene límites tanto que llega a mimetizar la figura del cineasta con la del mítico personaje. José Mojica Marins es igual a Zé do Caixão, y su nihilismo llega al máximo a sus más de setenta años dirigiendo, escribiendo los guiones y actuando en sus excéntricas películas. Es una leyenda viva, tanto como si pudiéramos tener cerca a un Vincent Price o ver pasar a un Jess Franco, sólo que pareciera que Mojica Marins está loco, sigue loco e intenta volver locos a los espectadores con sus propuestas de terror satánico, apocalíptico o. aunque suene paradójico, más allá del bien y el mal. Las uñas largas arañan con todo la pantalla.

José Mojica Marins (1936) es el cineasta de fantástico más importante de Brasil, sobre todo porque es un icono del cine trash y del exploitation, del terror, como dirían en España, más “cutre”, y por diseñar un universo autónomo poblado de ritos, sacrificios humanos, muertes descabelladas (que no tienen nada que envidiar a las faenas de Argento o Fulci), y por entregar al imaginario del mal latinoamericano a un personaje como Zé do Caixão.

Se pueden encontrar sus películas en varias páginas de descargas de Internet; tiene una filmografía nutrida, integrada por sus clásicas cintas de terror, las magníficas A medianoche me llevaré tu alma y Esta noche me reencarnaré en tu cadáver (que no tienen nada del estilo involuntario de Ed Wood, simplemente Mojica era intuitivamente ¡genial!), pasando por el cine de zombis, los ingredientes nudistas de Russ meyer, el softcore y el hardcore además. Marins no sólo creó a Zé do Caixão, sino a una galería loca de personajes como el caso de Finis Homini, una suerte de profeta a lo Jesucristo, con traje a lo Las mil y una noches pero salvando vidas por todo Brasil. Dirigió filmes de nombres tan sutiles como Delirios de un anormal, Exorcismo negro, Inferno carnal, 24 horas de sexo explícito, 48 horas de sexo alucinante, entre otras.
 

Encarnação do Demônio (2008) es su última cinta,  donde  vuelve a interpretar, casi cuarenta años después, con evidentes canas, panza, y trotes de la edad, a su extraño Zé do Caixão, el enterrador de muertos frío y calculador, obsesionado con procrear un hijo de estirpe superior (mostrando en su discurso una peculiar interpretación de la voluntad de poder niezstcheana), pero que ahora abandona los poblados rurales del Brasil conservador, para exhibirse en favelas y en callejuelas del inmenso Sao Paulo.

Mojica Marins en Encarnação do Demônio recupera no sólo la figura de Zé do Caixão, sino que inserta fragmentos de A medianoche me llevaré tu alma (1964) y de Esta noche me reencarnaré en tu cadáver (1967) para configurar flashbacks en b/n original como el pasado del protagonista. Luego de salir de la cárcel, luego de ser apresado tal como el final de Esta noche…, el viejo Zé se reencuentra con su mayordomo (Zé no deja de ser una versión misia y desbordada del Drácula de la Hammer) para ocultarse en un cuchitril, para volver a dormir en su ataúd y para continuar con su plan postergado por décadas: ubicar a la mujer perfecta para engendrar a su hijo de estirpe superior, sin ayuda del Viagra.

El filme es hilarante, por mostrarse pretencioso en algunos casos, y se convierte en una suerte de cierre de un periodo emblemático para el cine de horror en Brasil, pero también en una cinta para dar a conocer el universo Mojica Marins para los curiosos o nuevas generaciones. El filme mantiene los mismos elementos que lo han hecho un maestro de lo psicotrónico: visiones esperpénticas del purgatorio, el infierno como desierto, mujeres desnudas y dispuestas a todo, defensa de niños y de los desprotegidos, la muerte cruda de los abusivos, la conformación de un conglomerado de súbditos dark, mujeres hipnotizadas por la descomunal fuerza y sabiduría del Zé.

Pero Mojica Marins también actuó en la brasileña Filmefobia, ópera prima de Kiko Goiffman, que narra el rodaje de un documental sobre una serie de episodios supuestamente reales de todo tipo de personas enfrentando sus fobias a serpientes, ratas, botones, palomas o penes. El conocido crítico de cine brasileño Jean- Claude Bernardet, encarna a un cineasta que simula ser paralítico y obsesionado con ver cómo se enfrentan estos miedos y captar la imagen ideal de la “veracidad” o de la "verosimilitud" de las reacciones, haciendo constantemente, a través de sus comentarios, analogías con el arte de filmar una película o con los niveles de representación que prodiga el cine. Mojica Marins se encarna a sí mismo, y comenta a modo de testimonio la naturaleza de de las fobias. Su intervención es memorable, ya que analiza, por ejemplo, ell terror de un tipo hacia las ratas y le da un significado de carácter freudiano, ya que a la “víctima” le da una erección mientras los roedores lo acosan.

En el 2009, Mojica Marins sigue en forma y ya amenaza con comenzar el rodaje de El devorador de ojos, a la que ha denominado su película más salvaje e impactante. Habrá que ver. (Publicado originalmente en Páginas del diario de Satán, abril 2009).

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