18.2.14

El vientre de Daniel Rodríguez Risco



Por Mónica Delgado

En El bebé de Rosemary, Mia Farrow siente que su vida y la criatura que viene gestando corren peligro ante el acoso de los Castevet. Un instinto que ve florecer y que se convierte en su más grande mecanismo de defensa ante la pérdida de la posibilidad de ser madre. Y es precisamente ese nuevo sentido de pertenencia y de nueva condición que la ayuda a sobrevivir entre los adeptos del mal. Lo mismo sucede con Instinto siniestro (À l'intérieur) de los franceses Julien Maury y Alexandre Bustillo, pero con el tema de la gestación como objeto de deseo, donde una embarazada joven se ve atacada de la nada por una mujer madura y feroz, ambas unidas por el mismo sentimiento, la certeza de la maternidad, pero enfrentadas a muerte por la posesión del mismo ser. Menciono estas dos películas porque de alguna manera muestran lo que El vientre carece al presentar la desesperación de una embarazada, sobre todo debido a una contención trazada por una opción de estilo (seco, distendido, apagado) y que evita la pasión y la pulsión entre antagonista y protagonista. También es evidente que en El vientre, Daniel Rodríguez Risco apuesta por esta pelea de deseos, y tiene más similitudes con Instinto siniestro en la parte argumental, pero sin la cuota gore, slasher, o extremos de thriller psicológico de la película francesa.

El vientre (Perú, 2014) logra crear atmósfera a partir de un motivo esencial en el cine sobre encierros y antagonistas: la casa apartada, lejos de la urbe y desconectada del mundo "real". Para Rodríguez Risco, este espacio que conserva huellas del pasado, que cruje y oscurece, es un personaje más, y fe de ello lo da la dirección de arte cuidada, que se detiene en pequeños detalles, que surgen logrados como en la secuencia del piano, la muerte de Gianfranco Brero, la búsqueda de las llaves o la mirada de la empleada por la cerradura. Pero la casa es solo una de las piezas del suspenso que Rodríguez engrana. La relación verdugo y víctima va cobrando leve intensidad en este espacio marcado por puertas, cerraduras, reflejos, y dejando de lado la defensa de la maternidad, para convertir sin querer el objeto de la disputa en una excusa, hacia un desenlace poco logrado, y que recurre a lugares comunes (visiones fantasmales como sinónimo de culpa), la resolución de facto, etc.

El opening de El vientre es enfático, tanto en sonido como en las imágenes, para jugar al símbolo de la carne y sangre, mostrando una visceralidad que se abandonará en el avance del metraje, puesto que esa analogía del animal destripado y mutilado no empata con la locura de los personajes ni con sus filias. Vanessa Saba interpretando a Silvia, se centrará más en las ambivalencias de la pulcritud y corrección, que en las escenas iniciales del matadero. Y Mayella Lloclla como víctima apenas logra alcanzar el sufrimiento de la res de la intro, si es que se quiere crear alguna analogía incluso sentimental, de bestialización o de locura.

Si bien El vientre marca una pauta de estilo claro (colores tenues, uso del espacio cerrado, la dirección de arte, el recurso del tiempo anacrónico, la casa vieja, la patrona demente, la víctima indefensa), y maneja con intención los recursos del thriller psicológico y el suspenso, hay debilidad en cerrar la historia al caer en un final atropellado, que se percibe incluso desesperado, ante el ritmo visto.

3 comentarios:

  1. Excelente comentario. Ayer vi la pelicula. Yo creo que la pelicula empezo muy bien, pero va perdiendo fuerza en el camino. Manuel Gold excelente, al igual que todos los actores. No mantienen el suspenso inicial. Perdieron el vilo en detalles irrelevantes. Es una lastima, es un buen trama. Pero con un final malo. Igual, para ser una pelicula nacional, estamos por buen rumbo!

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  2. Excelente crítica Mónica... solo ten cuidado para la próxima con el spoiler de Gianfranco Brero que mencionas. Por más insignificante que pueda ser la muerte de un personaje, casi siempre será spoiler!

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  3. Gracias, Alejandro, y sobre los spoilers, puede ser, pero no es mi intención arruinar el efecto en un futuro espectador, para la próxima seré más sutil. Saludos.

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