29.2.12

Ay, los Oscar

Desde siempre los premios Oscar son un espectáculo para pasar mejor las aburridas noches de domingo. No soy nostálgica de Pepe Ludmir ni hago apuestas a ganador. Afirman que el cine es un espeluznante negocio donde la calidad o la creatividad quedan en un segundo plano, donde las distribuidoras muestran su consabida onmipotencia, su ejercicio amoral por obtener una presea  en base a los artilugios de los mejores publicistas del orbe. Que Titanic de James Cameron cuente con once estatuillas solo puede revelar poco amor al cine.

Y en este 2012, el show ha reflejado una fiebre por la nostalgia que no se ha vivido, tanto por premiar a una cinta como The artist, que de cine mudo tiene muy poco, y que evoca mas bien a la épocas más alienantes del Hollywood como lo fue la del musical pomposo y de mundo celestial y limpio. Huella de eso estuvo en el baile de El circo du Soleil y en la necesidad de hurgar en ese mundo fantástico de pasos coreografiados de espíritu bucólico y sublime. Una noche de cine donde se olvidó que en los últimos meses perdimos a cineastas tan imprescindibles de la historia como Raúl Ruiz o Theo Angelopoulos.

A continuación algunas apreciaciones, que ya fueron publicadas en Lima en escena.

Mejor Actriz de reparto. Octavia Spencer por “Vidas Cruzadas”: Un premio que me hace recordar lo políticamente correcto que fue nominar y premiar a Mo’nique en Precious. Octavia Spencer desarrolla un papel convincente pero había mejores opciones entre sus competidoras.


Mejor Película Animada para Rango: Una categoría que omitió Las aventuras de Tintín (porque su técnica impidió la postulación, sin embargo tampoco la consideraron en otras categorías) y que optó por premiar a la más redonda de las demás nominadas producidas en EE.UU (a excepción de A Cat in Paris, y de Chico y Rita). Rango es una película de guiños, con mucha ironía por un género muerto, el western.


Mejor actor de reparto. Christopher Plummer: Sí llama la atención porque el rol que realiza en Beginners no es para nada conservador: un enfermo de cáncer, viudo, que en su vejez decide confirmar su homosexualidad y vivirla plenamente. Plummer es un actor de reparto emblemático de Hollywood, pero en el fondo me hubiera gustado que lo obtuviera alguien como el mítico Max von Sydo.

Mejor película de Lengua extranjera: Una separación de Asghar Farhadi es una cinta iraní convencional, que desarrolla con los argumentos del melodrama el meollo de la intimidad de una familia en ruptura que vive en Teherán bajo el influjo de lo “occidental”. Es otra cara de lo que sucede en el quehacer cinematográfico de este país, que durante el 2011 dio una cinta deslumbrante como la de Panahi en prisión, This is not a film, codirigida por Mojtaba Mirtahma.


Mejor Guión Woody Allen por Medianoche en París: Una historia fantástica y nostálgica, que imagina los interiores de la vida social de los protagonistas de las vanguardias históricas como la que refleja Medianoche en París escrita por Woody Allen, tiene al recibir un Oscar un reconocimiento afortunado. Medianoche en París resulta un reencuentro notable con aquel Allen de los setenta y ochenta, que casi muere aplastado por sus propias películas recientes ambientadas en Europa.

Mejor Director. Michel Hazanavicius por El artista. Este premio es evidencia de por qué el Oscar está tan desacreditado. Dejar de lado a Woody Allen, a Terrence Malick o a Martin Scorsese puede parecer un reto de soberbia u olvido. Lo que el cineasta francés hizo en The artist fue un ejercicio de homenaje al musical de los años treinta y cuarenta, justamente años más tarde del cine silente que intenta homenajear, lo que resulta paradójico. Parece que la nostalgia de Hollywood sufre de amnesia.


Jean Dujardin gana el Oscar por El artista:  lo que refleja un síntoma de renuncia a la vieja escuela del actor de fórmula, verborreico, “oral”, por uno que apuesta por ser parte de un proyecto de amor a lo silente, a la expresión exacerbada. Frente a los demás nominados,Jean Dujardin ponía la cuota de lo diferente, o el retorno del actor de antaño: que actúa, baila, de “presencia”.

Mejora actriz. Meryl Streep: Ella ya ni siquiera sorprende, es decir, no es novedad si la nominan o si gana el Oscar. Es una actriz completa, y por ello predecible, la afirmación de la técnica y del arte de la actuación como eso: una disciplina de estudio, de vieja escuela. No tenía competencia entre las nominadas”.

El artista como mejor película:  solo puede significar que la Academia sigue extendiendo una etapa crítica ya marcada por los 11 Oscar a Titanic o los premios a Corazón valiente. En su afán por “marcar la diferencia”, optando por una película muda y en blanco y negro, de historia simple y sin elucubraciones formales, ha dejado de lado obras importantes del año pasado como El árbol de la vida y Medianoche en París, o como la recién estrenada La invención de Hugo Cabret, de un Scorsese spilbergiano. El artista era la cinta menos interesante de las nominadas, donde incluso el drama “colonial” de Los descendientes resultaba menos formulista y de desapego independiente llamativo. Que Hollywood premié a una cinta francesa regular solo demuestra que ya se hartó de mirarse el ombligo.

1 comentario:

  1. Gracias por los alcances..
    Eso de predecible para Meryl Streep equivale a lo conservador del Oscar,..lo tomo así.
    Me hizo recordar la premiación camaleonica de N. Portman el año que pasó..Actuaciones sin chance para la contención...
    Meryl estuvo fabulosa en Los puentes de Madison, para que más...y sin premiación.

    Por lo demas hay poco que refutar.

    Esperaré ver todas las demas.
    Un cinéfilo

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