27.8.11

El planeta de los simios: revolución de Rupert Wyatt













El planeta de los simios. Revolución es un producto destinado a saldar cuentas con el supuesto pasado de una de las sagas más populares que se inició a finales de los sesenta, la de los monos humanizados que tomaban el control de un planeta, donde los humanos terminan de esclavos. Rise of the Planet of the Apes (EEUU, 2011) del director Rupert Wyatt, como dicen los productores, no intenta ser una secuela, ni una precuela, sino una nueva versión del filme, sin embargo, refundar el imaginario de la horda de películas y capítulos de series sobre un mundo militarizado y jerárquico de monos, orangutanes y demás changos ha requerido una historia "sublime" sobre el posible origen de la superioridad del mono sobre el hombre, basada en virus y demás panaceas científicas.

James Franco adopta a un simio bebé (César, cuyas facciones perfecciona Andy Serkis), como cura a su sentimiento de culpa por haber tratado a la madre del chimpancé como conejillo de indias para el intento de cura del Alzheimer de su padre (John Lithgow). Franco se va encariñando tanto con César, hasta que le llega a decir: "soy tu padre". Esta relación filial, al comienzo afín y luego frustrada, se convierte en el despegue de una rebelión "emocional", de cómo un mono se percibe como hijo, y al verse abandonado, insta a una comunidad de simios "presos" a la revolución, que no es más que el aprovechamiento del descuido y "torpeza" humanos.

Esta vez los monos no son humanos "disfrazados" sino una legión computarizada y digital que puede subir y bajar árboles gigantes, que puede hacer colapsar un puente y matar a diestra y siniestra con menos brutalidad que la esbozada en "capítulos anteriores". Monos que se convierten en la estirpe renegada, los outsiders del sistema, de un microsistema de científicos de caricatura al final de cuentas, que va a poner el cimiento del fin de la humanidad, pero no por hacer goce de una inteligencia descubierta y que se empodera con el liderazgo del mono más capaz, sino fruto de una revuelta que gana gracias a un virus que ataca la inmunidad humana.

Buen espectáculo "ecologista" con un argumento culposo.

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