23.2.11

Principio y fin de Arturo Ripstein















En Principio y fin (México, 1993) de Arturo Ripstein, la familia se convierte en el vergonzoso núcleo de la sociedad. En la ruina, los Botero tratan de que el fin justifique los medios al sacrificar todo, incluso el alma, para pagar los caros estudios del hermano universitario. Los persuasivos consejos de la madre son tomados como fervorosa ortodoxia. El padre acaba de morir y con él quedaron enterrados la cordura, el amor filial y el orgullo. El hijo toscamente macho que trafica drogas; otro es obligado a casarse con la mujer que embarazó su otro hermano estudiante, y una hermana fea pasa de la beatitud a la carnalidad en un dos por tres.

Presos en un camino hacia la fatalidad, los Botero pertenecen a ese universo ripsteniano regido por un creador inmisericorde que los somete a pruebas ineludibles. Purgatorio e infierno en vida, descenso al averno,  en un cuchitril en Ciudad de México. Pasajes familiares sobre infamia divididos en capítulos que llevan los nombres de los personajes. La nueva moral del nuevo pobre.

En un bar de mala muerte gira un carrusel donde cansadas prostitutas se montan en caballos de mentira,  sumergidas en un gas de néon y olor a licor. Evocación oscura del Moulin rouge de Toulousse Lautrec, ya decadente e incorporado a un imaginario mexicano de cantina. Un bolero que habla sobre perfumes de gardenias en bocas adorables se convierte en un himno de tragedia. Zapatos de taco, femeninamente rojos, arrinconados por la cámara en el epílogo de la locura,  cuya toma se familiariza con una pintura de Van Gogh, aparecen solitarios al compás de los sonido atosigantes de unos tambores de evocación buñueliana.

Ripstein apunta a crear sus propios símbolos a partir de algunos mitos artísticos para mostrar su forma particular de caída, frustración y detrimento. Planos secuencia que no permiten el respiro,  que ahogan a los personajes en ambientes sombríos y tortuosos.

Basado en la novela homónima del egipcio Nagib Mahfuz, Principio y fin es un melodrama que, como en otras películas de Ripstein, se aparta del canon de este género en el cine mexicano. El sufrimiento en su aspecto más insano. La madre es privada de su aura romántica y heroica,  donde se privilegia la sobreprotección y el chantaje como motores maternales. Se vuelve una figura matriz que dirige la disolución.

Principio y fin es una obra maestra, en ella los motivos del cine de Ripstein se hacen exactos: la cámara en constante movimiento como obligado voyeur de situaciones sórdidas e inevitables, antihéroes que ejecutan su propia muerte a un ritmo trágico; mujeres amantes enérgicas pero también tontas e infelices. Risptein logra con este filme, especialmente en sus últimos veinte minutos, una oda tanática, pesimista y feroz. (De La gran ilusión, 2003).

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