9.1.11

Woody Allen en el Mali




















Hace años que perdí el entusiasmo por el cine de Woody Allen. Siendo sincera, hace tiempo que se difuminó, desapareció, aniquiló el estupendo cineasta de cintas como Annie Hall, Manhattan, Crímenes y pecados o Maridos y esposas, y sólo queda un cineasta correcto pero sin toda esa alma descollante, cínica y lúcida que me hacía reir y pensar un poco más sobre por qué somos tan inestables y engreídos, llenos de patologías sociales reflejados en diálogos irrepetibles. Por eso, veo como acto cumplidor sus cintas más recientes, ya sin esperar mucho, y sin encontrar al estupendo narrador de historias de histéricos, neuróticos y estresantes personajes. Claro, pero hablo del Woody más serio, del cineasta que hurga en las relaciones sociales de protagonistas sumergidos en pequeños dramas morales. Sin embargo, el Woody más hilarante de antaño tampoco tiene pierde.

Esta semana el Museo de Arte de Lima sigue con su muestra Woody Allen: humor extremo, que incluye una selección de las mejores comedias del cineasta estadounidense nacido en 1935, desde su ópera prima Robó, huyó y lo pescaron (1969) hasta sus últimas incursiones en el género, como El ciego (2002) o El beso del escorpión (2001).

Mi comedia favorita es Broadway Danny Rose de 1984, filmada en blanco y negro, que parodia a los personajes de las mafias y hace un tributo a la stand-up comedy. La mafia siciliana aparece en su esplendor mientras Woody y Mía le juegan bromas sin querer a medio mundo en medio de un almuerzo italiano muy a lo Coppola. Domadores de pájaros, loritos que tocan el piano, ventrílocuos que hacen llorar, cantantes en alicaídos intentos por tocar en el bar del barrio y un manager excepcional glosan la galería de personajes de esta impecable cinta. Alguna vez la mencioné como una de las cintas menos valorada del newyorkino. Lástima que no aparezca en la muestra del Mali, sin embargo, vale la pena acercarse y revisitar a este cineasta de humor implacable, que pasó de lo esperpéntico (Robó, huyo y lo pescaron) hasta lo más refinado en la vena del varieté (El beso del escorpión).

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