11.12.10

Millenium. Los hombres que no amaban a las mujeres















Ni por tratarse de una cinta sueca, dirigida por Niels Arden Oplev, Millenium se salva de ser una experiencia televisiva, una maratón de capítulos de los Cold case más flojos, de ser una ociosa adaptación de un best seller histórico de Stieg Larsson.

Para empezar, la parte más importante de la cinta, el encuentro entre el periodista culpable Mikael Blomkvist (Michael Nyqvist), a quien se le encarga una nueva investigación antes de ingresar a prisión, y la gótica y recia Lisbet Salander (Noomi Rapace) se da luego de una hora del comienzo, lo que hace la inmersión en esta Estocolmo y sus alrededores rurales de nieve y lejanía un evento soso, lleno de detalles que no vienen al caso, incluso poco sutil y machacona en mostrar el lado más duro de los personajes en sus respectivos contextos. Millenium es un thriller cumplidor como para cada martes en la noche.

La historia de la búsqueda de la sobrina Harriet, que desapareció en los años sesenta, del millonario e ingenuo Henrik se convierte en la parte detectivesca más fluida por su marcha de pistas y acertijos. El contexto de una persecusión a mujeres judias por parte de un grupo familiar nazi es lo más escabroso y sensacionalista, donde cualquier justificación del mal queda fuera de lugar. El hombre que no amaba a la mujer es una figura que el director pretende inundar en diferentes momentos de la cinta, en la vida misma de Lisbeth como en la ruta de muerte de Harriet. Hombres malos, nazis y malos, qué más. Si así nos van a defender a las mujeres, me refiero a películas, claramente en contra de la violencia de género, la misoginia y el machismo, les digo, por favor,  así no.

Lo peor de Millenium es la sensación de asistir a una miniserie de televisión sin pretensiones, interesada en abordar en sus más de dos horas y media todos los intersticios, aparentemente, de la novela. El cineasta no encuentra una salida adecuada al filme y en menos de cinco minutos, lo llena de melodrama, pastiche y comedia. La despedida de Lisbeth, como si se tratara de la mímesis de Hannibal Lecter en una isla que lo disipa, luce chirriante. Sobre las secuelas, quizás una película sobre Lisbeth, a cargo de Noomi Rapace, sea una una idea más atractiva y menos condescendiente.

1 comentario: