Hoy es el cumpleaños del hermano de mi mamá, una persona que supo ser parte de los juegos de infancia y de idas al cine. Pero como es lógico, ir al cine con tu tío es muy diferente a ir al cine con tu abuela, con tu madre o con tu hijo. En sí, porque la elección de las películas depende de sus gustos y por esta sincera y mínima razón es que mi tío siempre nos llevaba a ver películas de acción, de karatecas o de soldados. El cine para “formar machos".
Cómo es que mi tío me iba a llevar a ver películas tipo Cóctel con Tom Cruise, o alguna de esas comedias con John Cusack, que me moría por ver a los nueve o diez años, porque sí me gustaba saber más sobre cómo eran las parejas en plena adolescencia. Por dios, cómo iba a hacer eso si mejor estaba Retroceder nunca, rendirse jamás. Para nada. Mi tío quería hacernos fuertes a la fuerza, de la mano de Willen Dafoe en Pelotón, o viendo un seudo striptease de Grace Jones en La noche de los vampiros. Algo andaba mal porque mi nombre era Mónica y si bien usaba short y zapatillas, el cabello corto, tan igual como mis temidas Liza Minelli o Julie Andrews, sí me moría por ver alguna película más “de niñas”, o también de ciencia ficción como las de George Lucas o por lo menos algo como ET.
De todas formas, tengo mucho que agradecer, porque siempre íbamos a los cines caminando, como conversando con los primos, comiendo alguna fruta o marciano o robándonos alguna plantita en el camino para ponerla en el jardín. Mi tío.
He-man y los amos del universo en el cine Capitol
El protector 2 en el cine Diamante
La noche de los vampiros en el cine Monarca
Robocop en el cine Perú de Chosica
Pelotón en un cine que no recuerdo
Comando en el cine Callao
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