13.12.10

Lejos del cielo de Todd Haynes
















Todd Haynes pasó de su Velvet Goldmine, su estilizada oda glam, y todo su pasado en Super 8, donde prima Karen Carpenter y sus amigas Barbies que cantan Close to you, pero también por el terrible Rimbaud, a un melodrama de exuberancia technicolor tejido con mano de genial cinéfilo.

Con lejos del cielo (Far fron heaven, EEUU, 2002), Haynes revisita este género, al tomar como inspiración la obra de Douglas Sirk, al tomar motivos de Imitación de vida, Escrito en el viento o Lo que el viento nos da, para rendirle así tributo. Un pequeño pueblo del American way of life, donde viven habitantes conservadores e intolerantes. Fundidos negros y encadenados que enlazan cada escena, sublimada con una banda sonora de Elmer Bernstein, que subraya emociones y decepciones, una dirección artística que permite recrear con vestidos y decorados una época de detalles y texturas, personajes auscultados a media luz, revelando sus secretos también a media voz, actuaciones aquietadas que pueden explotar en cualquier momento de furia. Pero el homenaje estaría incompleto sino se ambientara en aquella época, en los años cincuenta, con sus colores profusos, que a través de la perspectiva de Haynes, cobrarán una dimensión irreal, de cromática y rara ensoñación.

En Lejos del cielo, la problemática racial y homosexual de aquellos años, periodo de caza de brujas y también del nacimiento de movimientos en pro de las minorías, despunta el drama conyugal de esta mujer (Julianne Moore), que bajo la presión social y sin tabúes, no puede imaginar su futuro sin escapar de estas normas establecidas. Haynes ha dotado a su heroína de una personalidad libre de prejuicios, pero es la única. Todos los demás, incluso su esposo y su mejor amiga, viven en aquel mundo cerrado e intolerante, donde la única manera de ser libre es estar oculto (el marido entrando a un bar gay caleta o Cathy llorando a escondidas o encerrada en su dormitorio).

Este poderoso melodrama del fracaso y la imposibilidad, nos acerca sin dramatismo desmedurado a estos dos personajes (Cathy y su amante) que no pueden estar más lejos del cielo. Esta cinta de Haynes es una lección de cine, una relectura a los recursos de este género, y una muestra para comparar que los prejuicios actuales siguen teniendo la misma arrogancia que los de antaño.


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