21.12.10

Balance 2010.Parte I. La palabra "Cine" en el Perú, al final de cuentas, me deprime















Este año ha habido de todo en el panorama del cine peruano. Si  la vida se hubiera encargado de hacer una película con todo lo que ha sucedido en este año, fijo que se hubiera estrenado una comedia bizarra, grabada en cámara en mano, con actores no profesionales y con harto humor negro involuntario. No me refiero necesariamente a las buenas noticias de este 2010 que ya se va: una película nacional nominada por primera vez al Oscar, otra cinta premiada en Cannes (Octubre) y la aparición de un filme recio y diferente como Paraíso de Héctor Gálvez, que enciende un poco mi optimismo en torno a la apuesta creativa y comprometida acorde con los tiempos de cambio en los modos de hacer cine en un país como el nuestro (y a la cual, paradójicamente, debo un comentario en esta página).


Tampoco me refiero en este resumen "emocional" a las noticias regulares, como lo fue el estreno de Contracorriente, una película de temática discretamente conservadora y con la cual discrepo (no me da escrúpulos ponerla por su nivel estético al lado de Máncora, la coproducción española de Ricardo de Montreuil ), y a la que le fue mejor en taquilla, quizás por contar en su reparto con el colombiano Manolo Cardona, actor de telenovelas. O al regreso de dos directores ya veteranos con dos películas encima del promedio de su filmografía, Lombardi con Ella y Tamayo con La vigilia. No. Me refiero a lo que hay detrás de las películas que no existen, a la industria que no tenemos, y a los debates alturados sobre cine peruano que no encuentro. Es irónica la ficción "amateur" que hemos creado en torno al cine peruano, en torno al fracasado tema de las industrias culturales basada en teoría o literatura que aquí no funciona, o alrededor de la construcción de un cine nacional en un marco tan heterogéneo, planeado desde Lima aunque se diga lo contrario.

Se estrenaron siete películas peruanas en la cartelera comercial: Paraíso, Rehenes, Illary, Contracorriente, Ella, Octubre y La vigilia, de las cuales dos son de lo mejor que se ha hecho, lo que significa en todo caso, un buen augurio pese que para cumplirlo es necesario el amparo de los fondos internacionales (y aquí me refiero a los segundos trabajos que espero de Héctor Gálvez y los hermanos Vega). Paraiso pasó casi desapercibida pese a sus logros, que son bastantes, y Octubre aún sigue en cartelera de modo sorprendente pero en salas de multicines de Chiclayo y Piura.

También se han estrenado en circuitos más cerrados largos de Lima estrenados fuera de la cartelera comercial y largos producidos en regiones tal y como lo mencionan los blogs Cinencuentro y Retablo ayacuchano, filmes que suman más de veinte, situación que evidencia el apartheid entre la capital y sus regiones, sin cines, y circuitos alternativos de distribución. Es llamativo cómo se trata de visibilizar el cine que se hace en regiones de modo per se, es decir, juntar en un mismo saco todo un proceso de cine "nacional", de homologar oportunidades y presencias, cuando en realidad lo que vemos son experiencias de diverso calibre, de tono amateur incluso y que sí revela un espíritu por hacer un cine basado en intenciones más locales, más allá de esa tendencia al cine de horror y al melodrama.

Las películas peruanas se estrenaron en contextos terribles de casi indiferencia del público si tenemos en cuenta los taquillazos del año como Toy story 3. Paraíso no alcanzó ni cinco mil espectadores, igual que Ella de Lombardi (pese a que tuvo más ventajas en difusión). Illary de Nilo Pereira apenas sobrepasó los cuatro mil (bueno, de esto no puedo culpar al público). Contracorriente hizo cincuenta mil espectadores, nada deleznable además era de esperarse ante un filme de temática gay y actores guapos, mientras Octubre hizo casi diez mil en días de procesión. Así se abran más circuitos, más multicines, o se cree una cinemateca, es notorio que al público peruano le gusta menos su cine. No tiene que ver con representividad o afrenta estética, sino que el cine peruano es lo opuesto al gusto que le ha formado el estilo de Hollywood, y esto ni La gran sangre lo pudo captar.

El panorama de exhibición de películas nacionales no ha sido diferente al de años anteriores, tampoco el interés del público, más si se han sentido los logros a nivel expresivo con Octubre y Paraíso como ya lo mencioné. Que tengamos un par de buenas películas y que muy poca gente las vea, corrobora esa vieja letanía de que son hechas "para festivales".

Ley Procine
Lo peor del año ha sido la ley Procine, la calamidad que significaría la aplicación de esa norma para el cine peruano, y para el cine de la región, sobre todo al marcar un penoso antecendente para los países andinos que buscan desarrollar sus cinematografías para hacerle frente a esta crisis en igual o peores condiciones que la nuestra. En este tema he sido escéptica e insisto que hubiera sido mejor que no se presente ningún proyecto de ley y dejar todo como está (hacer cumplir la ley que ya existe me parece más sensato). Sólo de imaginar que las majors tengan la potestad de hacer que las personas vean más películas peruanas a costa de Mañana te cuento 4, Django 3 o El regreso de la Gran sangre, me da escalofríos. No quiero detenerme en los errores de la ley, porque ya Emilio Bustamante y Ricardo Bedoya han sido claros para dar aportes con respecto a la privatización de los fondos destinados al cine y al favorecimiento de las majors. Me interesa adivinar qué va a pasar con el cine "independiente", con las ganas de Gálvez y los hermanos Vega, y de cineastas como ellos, sobre todo jóvenes que ni llegan a los treinta años, de hacer cine.

Es increíble como el marco de esta ley Procine, en estos días tormentosos de dimes y diretes entre los bandos de la Asociación de Productores Cinematográficos del Perú (APCP) y la Unión de Cineastas Peruanos (UCP), sobre quién hace o no cine en el Perú, sobre quién va a tener más ventaja con la ley majors, o sobre si debe renunciar la gente del Conacine, permite develar el "estado" de la gente que hace cine en este país. No me imagino a Lisandro Alonso, Lucrecia Martell, Eduardo Coutinho, Carlos Raygadas o Sebastian Cordero haciendo las pases con las distribuidoras transnacionales ni mucho menos armando un debate de medio pelo con un léxico de sindicato de la General Electric de los años cincuenta. No me agrada para nada constatar esta crisis a través de comentarios e insultos que no hace más que ratificar mi pesimismo ante el sistema de gremios actual que representa al quehacer cinematográfico y ante el Conacine que tenemos. 

También, el tema Procine ha puesto en evidencia a críticos de cine de blogs que no sólo están preocupados en la dación de leyes por la mejora del cine peruano, sino en buscar la excusa perfecta para defenestrar a aquellos cineastas que ellos creen siempre favorecidos por el Conacine. La ley Procine como chivo expiatorio también para armar  más guetos que nunca, de los dos bandos, sino, por ejemplo, qué hacía el presidente de la APRECI liderando la campaña del proyecto de Ley Cabrera como parte de la UCP. Pregunto y no tengo respuesta, porque se trata también de un plano ético. Porque luego de este surgimiento de buenos y malos qué se puede esperar del nivel de la apreciación crítica de las futuras películas peruanas que surjan. Urge también un debate sobre el papel de la crítica en situaciones de crisis como ésta. La palabra cine en Perú me sigue deprimiendo.

Mañana: Balance 2010 Parte II. El estado de los cortometrajes en el Perú.

6 comentarios:

  1. ¿Como es no? Cuando es contra el otro, todos saltan indignados y juntitos, pero cuando les cae el guante, NADIE, pero NADIE comenta. Me recuerda la frase del "popular" Aldo Mariátegui... "Para mis amigos, todo, para mis enemigos, la ley".

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  2. Una pregunta a la critica, y en todo esto,
    ¿Cual es su aporte a este debate a lo largo de este año y medio?

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  3. yo estoy de acuerdo sobre todo en eso que dices que el gusto del publico peruano esta alineado al estilo de hollywood y eso es cierto no solo aqui sino en casi todos los paises, por eso yo nunca entenderé por que a los cinestas peruanos asi como el dicho Y dale con la mula al trigo, siguen haciendo pelis feísimas totalmente opuestas al gusto del publico peruano con un estilo y ritmo aburridos y mas bien hechas con el gusto egoista y personal del propio director satisfaciendo su propio ego de creer que hacer cine para festivales llevara publico a las salas, eso señores, JAMAS, al publica le interesa un pepino la forma de hacer cine de un cienasta que trabaja para los festivales, este tipo de cineastas deben pedir, en lugar de una ley para el cine, que se construyan un circuito de salas con solo 20 butacas que seran solo para el director y para su equipo de prod. y derepente para su familia, y aun asi sobrarian butacas porque asi como van nunca le van a disputar en el circuito de salas un espacio a las peliculas de hollywood no solamente aquellas de ciencia ficcion sino aquellos dramas y melodramas que vienen hechos para el publico de todo el mundo. La pregunta sigue siendo la misma Por Que los cinestyas peruanos hacen tanta pelicula aburrida, en el caso de Paraiso, ya que tanto se habalaba de esta peli, tuve la curiosidad de chekear el trailer y que es lo que se ve, una catarata de mentadas de madre, que por ser tan desagradable que como comprenderan No se puede transcribirse aqui, y ustedes creen que a la gente le va a encantar ver un monton de muchachos mentando la madre, por favor y no entiendo por que esta peli Paraiso, de Hector galvez, ha podido hacerse sentir, igual Octubre me parece una peli aburrida, Ella, igual, en vez de ser un espectaculo parece que sentarse a verla es un castigo por algo malo que hemos hecho, entonces los cineatsas peruanos deben entender de una vez que el cine que se hace ahora en el mundo es de un ritmo y estilos diferentes, hagan pelis que sean iguales o mejores que las de hollywood pero no las hagan como las hacen ahora ...

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  4. Al anónimo de las 9 de la mañana: imagino que lo mismo que Ud. ha hecho.

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  5. Al anónimo de las 12 y 42: Claro, de un tiempo a esta parte se maneja otro sentido común sobre el cine peruano, que es aburrido y lejos del gusto de los espectadores. Si bien antes para defenestrarlo se argûía que el cine peruano era igual a calatas y lisuras, ahora nos tenemos que enfrentar a esta nueva sensibilidad en contra de la libertad creativa de decenas de cineastas jóvenes, sobre todo. Claro, en otros países de la región sí existe un mercado para películas más de género (en Argentina, Chile, Brasil) que cubren esta necesidad de identificación del público con un cine más ágil, al ritmo de Hollywwood, de argumentos digeribles, pero esas realidades se basan en todo un proceso de incentivos, protección y leyes que aquí carecemos. Quisiera saber mas bien qué tipo de películas quieren ver los peruanos o el mismo lector anónimo.

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  6. Al Anónimo de las 12:42, es una pena que exista gente que pida que le den más Hollywood y que despotrique contra el cine nacional. Eso significa que Hollywood sigue ganando moldeando los gustos del espectador con sus productos. De ahora en adelante veamos películas vacías, leamos libros que no nos hagan pensar, no vayamos al teatro, a la ópera, dejemos de tratar de incentivar la cultura; no vaya a ser que el Anónimo tenga que pensar un poco. Borrego.

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