El alemán Rosa von Praunheim dirige el documental Dead gay men & living lesbians (Alemania, 2007), que consta de una serie de entrevistas que nos llevan a responder sobre las reivindicaciones que necesita el nuevo siglo en torno a la homosexualidad. Para hablar de los gays, Praunheim selecciona a tres veteranos confesos, que sufrieron diversas crueldades durante el nazismo y que fueron entrevistados años atrás antes de sus respectivas muertes.
Para hablar de las lesbianas, el alemán elige a más de media docena de mujeres exitosas: una editora de revistas, un par de madres en estreno, una comediante, una productora de eventos, una DJ y una trabajadora social, todas jóvenes que son mostradas como ejemplos a seguir en cuanto a lucha de derechos y contra los prejuicios existentes en el primer mundo y fuera de él. Es decir, hay un grupo que poco a poco ha conquistado un espacio de libertad con no poca dificultad, y otro que está a punto de conformarse, pero para ello aún tiene que pasar quizás las mismas problemáticas que los ancianos entrevistados.
Si bien este documental resulta menor en el marco de sus anteriores películas, Praunheim sigue comprometido con su causa: dar a conocer las diversas elecciones dentro de las opciones sexuales y de señalar cómo cada uno de sus personajes ha sabido proponer un estilo de vida pleno y diverso. Praunheim recurre al estilo clásico de narrar los documentales de tipo periodístico (uso de fotografías, primero planos, material de archivo, tomas cotidianas) pero no por ello olvida mostrar algunos hechos con total frontalidad y aspereza (un octogenario muestra su cuerpo que tatuó mientras estaba preso en un campo de concentración, por ejemplo). Y esta vez se muestra menos irónico, aunque su activismo siga intacto, aunque el título del filme alimente otro tipo de expectativas.
Si bien este documental resulta menor en el marco de sus anteriores películas, Praunheim sigue comprometido con su causa: dar a conocer las diversas elecciones dentro de las opciones sexuales y de señalar cómo cada uno de sus personajes ha sabido proponer un estilo de vida pleno y diverso. Praunheim recurre al estilo clásico de narrar los documentales de tipo periodístico (uso de fotografías, primero planos, material de archivo, tomas cotidianas) pero no por ello olvida mostrar algunos hechos con total frontalidad y aspereza (un octogenario muestra su cuerpo que tatuó mientras estaba preso en un campo de concentración, por ejemplo). Y esta vez se muestra menos irónico, aunque su activismo siga intacto, aunque el título del filme alimente otro tipo de expectativas.
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