Kick-ass tiene una de las escenas más estimulantes sobre enfrentamientos que haya visto desde las coreografías esperpénticas del tailandés Prachya Pinkaew. Esto me anima a decir que mucho de la puesta en escena de esta película, basada en un cómic, tiene que ver con el cine asiático de acción más desenfrenado e hilarante (sobre todo taiwanés y hongkonés). El guiño al cine de John Woo no es azaroso. Ver a una suerte de Batman otoñal, que luce una máscara extraída de El fantasma del paraíso de Brian de Palma (un impecable y genial Nicolas Cage), quemándose como bruja medieval mientras Hit-girl emplea con gracia blackmambesca armas letales es un acto refrescante y creativo, de naturaleza casi insólita en el cine de habla inglesa.
Kick-ass (2009) es una cinta británica que obtuvo distribución internacional en EEUU, que fue hecha a la par que el cómic en el cual se inspira (cuando empezó el rodaje, recién se publicaba la tercera entrega) y que goza de un estilo de narrar nada novedoso (un relato sobre ímpetu adolescente opacado y atrapado en el cuerpo de nerd o geek que mezcla flashbacks y viñetas animadas), pero cuya astucia retoza sobre todo en su media hora final. La secuencia del ataque de Hit-girl (Chloe Grace Moretz, a quien vimos en 500 días con ella) es un inesperado ejercicio de montaje rápido que incluye cámara de visión nocturna, humo, tomas que trasmiten la velocidad de un cuchillo y la poca defensa de las víctimas ante el ataque. Virtuosa e irrepetible.
En sus primeros minutos la pélícula de Matthew Vaughn tiene mucho de la comedia indie estadounidense de adolescentes y del cine de superhéroes a la inversa (que recuerdan al Peter Parker loser sin poderes de Sam Raimi), pero poco a poco se va librando del humor negro y del chiste lorna predecible para adentrarse en el desborde puro de acrobacias punzocortantes y balas en desmedro de narcotráficantes sofisticados. Lo mejor de Kick-ass es la dupla Big daddy y Hit-girl, el más memorable tándem de planificación criminal desde Micky y Mallory (por no mencionar a los clásicos Bonnie y Clyde).
El protagonista, al final de cuentas, es lo de menos. Así como contradiciendo las intenciones de Red mist, los héroes, aquí o en la China, son aquellos que tienen agallas, y que viven dentro de los parámetros de lo hiperhumano, los demás quedan fuera a pesar de su traje al estilo Marvel. Y esta es la paradoja que también simpatiza.
Si bien el chiste fácil se sostiene en parafrasear al mundo actual de geeks, redes sociales y la inmediatez de la información, Kick-ass no escatima recursos para ir más allá y ofrecer no sólo una película sobre un tema "ñoño" (por qué no ser superhéroe) sino proponer hérores viscerales y de sangre fría, aunque tengan 11 años. Crimen y venganza en libre albedrío.
En sus primeros minutos la pélícula de Matthew Vaughn tiene mucho de la comedia indie estadounidense de adolescentes y del cine de superhéroes a la inversa (que recuerdan al Peter Parker loser sin poderes de Sam Raimi), pero poco a poco se va librando del humor negro y del chiste lorna predecible para adentrarse en el desborde puro de acrobacias punzocortantes y balas en desmedro de narcotráficantes sofisticados. Lo mejor de Kick-ass es la dupla Big daddy y Hit-girl, el más memorable tándem de planificación criminal desde Micky y Mallory (por no mencionar a los clásicos Bonnie y Clyde).
El protagonista, al final de cuentas, es lo de menos. Así como contradiciendo las intenciones de Red mist, los héroes, aquí o en la China, son aquellos que tienen agallas, y que viven dentro de los parámetros de lo hiperhumano, los demás quedan fuera a pesar de su traje al estilo Marvel. Y esta es la paradoja que también simpatiza.
Si bien el chiste fácil se sostiene en parafrasear al mundo actual de geeks, redes sociales y la inmediatez de la información, Kick-ass no escatima recursos para ir más allá y ofrecer no sólo una película sobre un tema "ñoño" (por qué no ser superhéroe) sino proponer hérores viscerales y de sangre fría, aunque tengan 11 años. Crimen y venganza en libre albedrío.
Nada que ver. Esta película es un desastre total. Si, se puede escribir varios párrafos acerca de sus muchas referencias al mundo del comic, a la cultura digital, al cine de este o del otro. Pero me parece que en el fondo es una película más, hueca, hecha de reflejos, sin animo de ser recordada sino más bien de hacerte recordar lo cultos que somos en materia de cultura pop. nada más. Andrés Mego
ResponderEliminarHola Andrés, me gusta Kick-ass como divertimento, así como dices "hueca". Mi intención no es citarla como balanza sobre cuánto de lo pop y su crítica contempla en su hora y más de relato. Pero esa manera tan libre y adolescente de hacer cine (hecha de reflejos, como la llamas) siempre me entusiasma. Quizás sea repetitiva en muchas cosas (desde Kill Bill hasta Superbad), pero esa secuencia de Hit-girl es una delicia, memorable.
ResponderEliminarEn Kick-Ass los clichés son parte de su buena propuesta. Con nombres y uniformes como los de Big Daddy y Hit-Girl, así como por lo caricaturesco de los villanos, es obvio que Kick-Ass es además una parodia de las historias de superhéroes, a los que despoja de todo glamour, y claro, superpoderes, y de los que toma las clásicas poses y modismos para hacer mofa de ellos.
ResponderEliminarEste film es además el retorno del mejor Nicolas Cage (aún no lo he visto en The Bad Lieutenant), sarcástico, simpático, desquiciado, y exagerado; como exagerada y malhablada es Hit-Girl ('cunt', 'cock', y 'motherfucker' son parte de su vocabulario). Hit-Girl, es definitivamente lo mejor de Kick-Ass. La precoz, talentosa y cada vez más grande promesa del cine que es Chloe Moretz (mi principal razón para ir a ver el remake gringo de 'Let The Right One In') se roba la película. Hit-Girl es a estos tiempos, lo que Mathilda de Léon fue para los noventa. La diferencia es que Hit-Girl es una verdadera aplasta cráneos, una Lolita de la violencia, una versión mini de La Novia de Kill-Bill. De hecho, asoma la influencia tarantinesca, esa que hace de la violencia exacerbada una gran obra visual, y que transforma lo grotesco en hilarante, a ritmo de rock.
Recién descubro tu blog, Mónica. La idea me parece mostrísima.