20.11.11

North of Vortex de Constantine Giannaris

Esta película de casi una hora de duración fue parte de mi gran descubrimiento en el último festival de cine de Tesalónica: conocer la peculiar obra del cineasta griego Constantine Giannaris.

Giannaris cuenta con una filmografía de más de 13 medios y largometrajes y más de una docena de cortometrajes, que han hurgado en el imaginario homosexual y homoerótico desde diversos ángulos y variantes, y cuya obra pudo verse completa en el citado festival. 

Con un estilo de la nostalgia (puesto que si bien las películas fueron hechas durante los noventa y dosmiles), Giannaris mantiene, en la mayoría de sus trabajos, la atmósfera de los años sesenta como época dorada del cine, sublimada y tipificada en un blanco y negro granulado, que hace recordar por momentos filmes de serie B a ritmo de jazz, pero que en el fondo quieren retomar el alma de alguna cinta de Antonioni o Cassavetes (guardando las distancias).

North of Vortex (Inglaterra, 1991) es una road movie sobre la relación silenciosa y casi simbólica entre un poeta bisexual y dos amigos que recoge en la carretera: un marinero y una mesera.  Giannaris sigue a sus personajes por un viaje por el sur de los EEUU, haciendo del paisaje un protagonista más (De Nueva York a El gran Cañón). El poeta se enamora del marinero, pero este se siente atraído por la mesera, mientras ella quiere seducir al poeta. Esta cadena de atracciones y desapegos, de relaciones de poder irresolutas son los móviles para que Giannaris proponga una cámara nada realista, que va a la caza de rostros, de planos enfocados desde un ojo a la caza de esa frustración amorosa.

Inspirado en un poema de Allen Ginsberg, North of Vortex es un retrato diferente de un EEUU en el ocaso, pálido, telón de fondo de seres sin rumbo, buscándose a sí mismos. Desde el cliché (o arquetipos de lo erótico homosexual, la emblemática figura del marinero, por ejemplo), Giannaris realiza una película breve pero poderosa, con un final sardónico sobre dos dioses que terminan unidos en el mar mientras la heroína vuelve sola a la ciudad.  Giannaris, un apacible descubrimiento.

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