21.8.11

Super 8 de J.J. Abrams










Super 8 no es solo un vuelta al pasado y al espíritu vintage de la ciencia ficción más paradigmática de Hollywood, sino la afirmación de que Steven Spielberg es la referencia innegable cuando se trata de amistades entre niños y extraterrestres, de militares y secretos sobre aliens (que incluso viene de mucho tiempo atrás pero que en los ochenta encontró una relación más "filial"), de pueblitos sometidos a la novedad de lo extraño. El director  J.J. Abrams se define, a pesar de sus otros trabajos de serial, como un cineasta con sentido de lo espectacular, sin temor a rendirle tributo a un cine ejemplar y conocido, dispuesto a hacer una cinta sobre niños que hacen una película con recursos ínfimos de modo nostálgico y cinéfilo.

Ambientada a comienzos de los años ochenta, Super 8 se convierte en una película de culto para todos aquellos que recordamos con nostalgia el espíritu del cine fantástico de aquellos años, en atmósferas de ciencia ficción spielbergiana. No es difícil pensar en las aventuras de Los Goonies, de Richard Donner y producida por Spielberg también, a partir de este grupo dispar de amigos que elabora una película de inocente serie B y aspecto trash. La secuencia en la estación de tren ya de por sí es antológica, por mostrar la inusual filmación, que aprovecha el pase del tren para así aportar a la "grandilocuencia" de lo que se filma, y por hacernos, gracias al azar, testigos de un accidente de descomunales consecuencias.



Lo interesante de Super 8 es que su cineasta no escatima o teme la relación con el productor estrella, y se entrega por completo a hacer una cinta ochentosa en su factura y modo de relacionarse con el espectador. Incluso puede decirse que no es una película para niños sino un artefacto calculado para ir directo a la emotividad de los niños de hace dos décadas. Super 8 se completa con la inclusión del corto The Case, que filmaran los protagonistas sobre un detective que trata de desvelar un caso sobre ataques zombis con sabrosa estructura trash: malas actuaciones, cero sentido de continuidad, diálogos absurdos, edición tosca a mansalva.


Super 8 es un deleite y una película lograda sobre los encuentros cercanos del tercer tipo.

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