31.7.11

Scream 4 de Wes Craven










Han pasado casi diez años desde Scream 3, y se nota que la intención de Wes Craven es refundar las razones de su serial killer, ya manidas y reusadas, de vuelta a la cotidianeidad de Woodsboro, la ciudad natal de Sidney y compañía. Como en las demás películas de la saga, Craven nos va a ir desorientando con pistas falsas sobre quiénes son los autores de los crímenes bajo la máscara "trashumante" de Ghostface y ubicar a sus ya "veteranos" protagonistas en el mundo adolescente y febril de la primera cinta de 1996.

Han pasado diez años también desde la última vez que los protagonistas se vieron, y a eso se suma distancias, nuevas profesiones y nuevos miedos, el regreso de Sidney a Woodsboro, lo que traerá mala suerte y el regreso al ruedo de la sangre del serial killer. Como en Scream 2 y Scream 3, el recurso de la película dentro de la película será utilizado en el prólogo de la cinta, donde veremos incluso a Anna Paquin, fenecer debido a la moda del slasher. La realización en la ficción de Stab 7, y el culto de un grupo de adolescentes cinéfilos (creando sospechosos como en Tesis de Amenábar), pondrá como meollo irónico la razón de ser de las secuelas, la crítica a filmes como Saw, y el regreso del slasher como subgénero de gore, sangre y asesinos absolutamente emocionales.


Craven se burla de sí mismo y aprovecha su introducción para hacer un juego de espejos, de ficción dentro de la ficción, que se irá desgastando con el paso del metraje. Se nota la intención de recuperar el espíritu de represión adolescente de la primera Scream, sin embargo, el descubrimiento del asesino y sus razones pasionales sólo propiciarán un sinsabor de repetición que hacen lamentar que Craven ya esté trabajando en Scream 5 y Scream 6. Carne de cañón para los jóvenes que no recurren, ni recurrirán, a los clásicos del slasher y que el cineasta no se cansa de parodiar y agotar.

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