24.4.11

BAFICI 13: Household X de Kôki Yoshida













Koki Yoshida hace una cinta que entra en esa tendencia del cine japonés reciente que ya es casi toda una escuela de lo existencial: personajes aburridos de la vida, pocos diálogos, una cámara cercana que sigue a los protagonistas en sus rutinas, y hurgamiento en el seno familiar para mostrar el fracaso y deterioro social. Pero eso no es garantía para lograr una buena película, es decir si bien una facción del cine japonés muestra interés por evidenciar las causas del declive social frente al desarrollo económico (y social no desde el Estado sino desde el hogar y las relaciones interpersonales canjeadas por soledad, individualismo, solipsismo, alienación), aquí Yoshida intenta aumentar más preguntas a las razones del aburrimiento familiar en un entorno de ultra desarrollo.

Household X (Japón, 2010) describe el desgaste de una pequeña familia en Tokio y lo hace de modo seco, con poco de entusiasmo hacia unos personajes que están atentos a la crisis que los separe o que los junte más de una buena vez. El padre vive tratando de actualizarse en un trabajo donde es opacado por el personal más joven, mientras la madre es una ama de casa que olvida cambiar el bidón de agua y que va de compras al supermercado algo ida en sus pensamientos. Y el hijo, que en apariencia no necesita trabajar, busca la gratificación que no encuentra en casa en breves jornadas laborales como obrero de construcción o ayudante de mudanzas.

Yoshida logra transmitir el tedio, a través de este seguimiento de las rutinas, sin embargo lo hace con estereotipos como personajes: el hombre de oficina abúlico o ido, la ama de casa dejada de lado, y el adolescente que evita el contacto con los padres, y que al final de cuentas están ausentes. Household X, que intenta homologar o metaforizar la idea de la familia como arquetipo de una sociedad en crisis, de allí la X del título, es un intento más por dar forma en el cine a esta sensibilidad de un cineasta joven por un problema social cada vez más evidenciado en la pantalla grande, pero que encuentro más salvaje y más osado en su análisis en una cinta como El club del suicidio de Sion Sono, por ejemplo. En Household X, la crisis que critica se vuelve un asunto de la forma, que hace que la película no transmita sus intenciones.

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