21.3.11

Iron Maiden: Flight 666 de Sam Dunn














¿Qué hace a este documental una experiencia inusual más allá de ser fan o no de Iron Maiden? Sam Dunn logra la esencia de lo que está construída la mitad de la música: el furor del fan; captura el delirio, la devoción, el real fanatismo en su versión semántica menos maligna, al dibujarlos en cada plano como seres entregados al culto de uno de los grupos más emblemáticos del heavy metal como si el mundo se fuera a acabar. Iron Maiden: Flight 666 (EEUU, 2009) es un documental sobre una gira realizada por la banda en el año 2008, a diversos lugares del mundo, y que va configurando el panorama dentro y fuera del escenario. El Air force one como el hilo conductor de este viaje nada celestial.

India, Japón,  EEUU, Canadá, Australia, México, Santiago de Chile, Buenos Aires, Costa Rica, como algunos de los escenarios al que llega el Boing piloteado por el mismo front man, Bruce Dickinson, como vehículo que transporta a la banda a cada punto del Somewhere back in time world Tour. No importa mucho donde pasa la banda sus horas de ocio, sino mostrar los prolegómenos a los conciertos en cada recinto: las colas, la zona de revisión de bolsos, la excitación de estar cerca a los ídolos, la parafernalia de la espera. Dunn, también con ojo de fan, va a la caza de los fanáticos más devotos, los que sueltan el llanto en las canciones más épicas, aquellos que no se pueden creer que la dama de hierro esté tocando muy cerca ( y sobre todo, en un país pequeño y sin tradición de conciertos como Costa Rica, por ejemplo).

Más de 50 mil millas de vuelo, un viaje por cinco continentes y 23 conciertos en sólo 45 días es la premisa que pretende mostrar temporalmente este documental. La gira, que comenzó el 30 de enero de 2008,  es un tour de force de energía, que contiene entrevistas a la banda, a los fans en los mismos conciertos, y al personal técnico que acompaña al grupo. Sam Dunn, responsable de películas como Metal: a headbanger's journey y Global Metal, realiza un trabajo sin demasiado ornamento, sólo ser "real" en transmitir el cariño del público, así sea en alguna ciudad de Japón o Brasil. Lo mejor de Fligh 666 aparece en la filmación de los conciertos, en el montaje práctico y rítmico, y, sobre todo, en la calidad del audio, valorada en cada canción. Una película obligada para la historia del fan.

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