19.3.11

Destricted o el sexo sin restricciones

















Destricted (EEUU, Inglaterra, 2006) está formada por una serie de cortometrajes de corte pornográfico, cuyo valor agregado reside en la autoría a cargo de videoartistas, pero también de cineastas  reconocidos por sus afrentas estéticas, quienes van a dar lecturas diferentes a este género de lo evidente. Si bien no hay un tema común, salvo el sexo explícito, la intención se centra en la idea de mostrar diferentes posturas sobre el placer y de cómo la cámara aporta de modo personal a esta búsqueda. Es decir, no se trata de la típica óptica de las cintas pornográficas, sino que en algunos casos se deconstruyen, se reinterpretan o se satirizan estos enfoques. Mas bien un sutil sentido del humor (y en pocos casos, muy negro) podría ser el lugar común en este grupo de cortometrajes de diverso calibre.

Balkan erotic epic
, dirigido por  Marina Abramović, una artista serbia de la performance, presenta un tema disfrazado de falso estudio antropológico. Una interlocutora de aspecto serio y afán de dilucidar costumbres de una cultura exótica, va a describir con un estilo didáctico una serie de hechos curiosos de la sexualidad en los Balcanes, a través de viñetas animadas o de planos coloridos de rituales en el campo. Analiza, no con poco humor, quizás lo que hace medio chirriante este corto, la relación entre autosatisfacción sexual y los ciclos de la naturaleza. Mujeres que se masturban con la lluvia, hombres que eyaculan en los campos para invocar a la fertilidad de la tierra. El amago de estudio de las extrañezas sexuales de una comunidad apartada o que preserva sus costumbres (hombres que se masturban en orificios de un puente antes de casarse, mujeres que duermen con un pescado en la vagina) tiene la carga de la ironía por exotizar incluso estos aspectos de la vida de las culturas, y en eso Marina Abramović es ácida y directa.

Sync, dirigido por el artista y realizador italiano Marco Brambilla es un found footage de centenas de tomas de películas pornos, editadas de modo enérgico y ultra rápido a ritmo de un solo de batería jazzeado. En la rapidez del montaje se puede notar una ilación a partir de diversas partes de los cuerpos o de las poses, sin embargo no tiene pretensiones ni mayores argucias. Sólo una serie de disparos visuales.

House Call, corto dirigido por el fotógrafo y pintor estadounidense Richard Prince, es una recreación a partir de la regrabación de un video porno de los años sesenta, por lo que la textura de imagen agotada, se contrasta con la banda sonora de sintetizadores. La típica historia del doctor y la paciente muestra algunos clichés de los juegos de roles, pero eso es lo de menos, ya que Prince trata de dar otro tipo de "atmósfera" a las felaciones o cunnilinguis, eliminando el sonido ambiental. La cámara que graba un televisor parece ser la intención, pero luego de eso no hay más experimentación o juego.

Death Valley, trabajo de la artista británica Sam Taylor-Wood se centra en un único plano de un tipo masturbándose y eyaculando en medio del desierto de Death Valley. La inutilidad del esperma en este lugar inhóspito quizás sea la metáfora evidente en este valle de la muerte.

Hoist, dirigido por el famoso Matthew Barney (quien alguna vez estuvo en Lima), es el mejor de todos los cortos de la serie, no sólo porque responde al universo que este artista ha mostrado a lo largo de todos estos años (un amago de brutalidad o animalidad que surgen de pronto o se mimetizan con lo humano), sino porque es claro en esa intencionalidad de fusionar mitos, sexo y máquina. Un hombre de aspecto tribal, cuyo cuerpo exhibe textura de tierra y plantas, yace en alguna parte de una inmensa máquina usada en las construcciones, tipo Caterpillar, y se ve plácido al frotar su miembro en una suerte de cono lechoso que gira. El efecto es espectacular.

En este corto, Barney propone dos tipos de contextos: al inicio, el plano cercano de un pene negro sobre piel blanca que va creciendo a modo de oruga. Luego diversos planos sobre el trabajo nocturno en una construcción, donde se muestra la típica analogía de la máquina erecta y el falo. Lo masculino en su propia mitología.

We fuck alone, corto de Gaspar Noé, el director de Irreversible, es un ejercicio pretencioso de 23 minutos atosigantes sobre la masturbación adolescente como acto de perversión y ostracismo. En dos espacios diferentes, dos muchachos (una chica desnuda de aspecto "candy" que juega con su enorme oso de peluche, y un chico de aspecto neonazi con muñeca inflable) ven la misma película porno, que mostraría el acto sexual consumado y "real". Noé usa el recurso de la edición intermitente, dando el ambiente propicio para lo caótico y enclaustrante, para mostrar que dos adolescentes con ganas de copular, se divierten solos, razón por la cual resultan patéticos y odiables.

Impaled, de Larry Clark. Filmada a modo de falso documental, Clark graba como si fuera el regente de un casting, a decena de adolescente quienes le hablan con sinceridad sobre sus experiencias sexuales. Luego caemos en cuenta que se trata de elegir a uno de esos chicos para que se entreviste con actrices de películas porno, entre la cuales tiene que elegir a una como partner en una cinta hardcore. Elige a la más "experimentada". El resultado, un corto de progresiones, de captura de gestos, que atrapa más allá del sexo la idea de lo "real" que ofrece el porno como género. De interés.

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