25.12.10

La cinta blanca de Michael Haneke
















Hoy, 25 de diciembre, se estrenó en Lima esta cinta ganadora de la Palma de Oro en Cannes 2009, de uno de los directores más brutales del cine europeo, por ser el abanderado de un cine poco escrupuloso en sus temas, cuidadoso en su puesta en escena y cuestionador de diversas tesis sobre la migración o los perfiles de la Europa actual en medio del capitalismo. No es de extrañar que Michael Haneke se interesara, no ya en filmar sobre la Alemania o la Austria actual, detenido en diversos personajes obstinados en preservar su identidad frente a un mundo de cambios sociales y económicos en desmedro de muchos, sino en hurgar las semillas  ultraconservadoras de la Alemania histórica, la de las dos guerras mundiales, a comienzos del siglo XX.

La cinta blanca (Alemania, Austria, Francia e Italia,  2009) es una película con una mirada muy personal sobre el origen del nazismo y sobre la participación de un grupo de personas de rígidos modos de vida en el contexto del comienzo de la primera guerra mundial. No comparto esta visión que propone una relación casi lineal, de causa y efecto, de buenos y malos, sin tener en cuenta una dialéctica histórica más compleja sobre el pasado; sin embargo, Haneke logra armar un espacio truculento de represión moral y oscurantismo en un pueblo protestante al norte de Alemania entre 1913 y 1914 para establecer una tesis moral no con poca maestría.


Una serie de hechos criminales dilucidan las entrañas de un pueblo pequeño, que se rige de acuerdo de las leyes de un microcosmos conservador: el Barón que tiene el poder laboral y el desprecio de la mayoría de los pobladores, los campesinos que son sometidos a su trato y bajos salarios, el pastor protestante duro e implacable con sus cinco hijos, el doctor que mantiene romance con una partera a quien humilla constantemente, y un profesor que es el narrador en este nido de ratas.

Haneke da la responsabilidad de su relato a la voz avejentada del profesor (Christian Friedel), quien a través del recuerdo cuenta cómo fue su paso por Eichwald, donde fue testigo de un momento capital: la tranquilidad del pueblo se ve mellada por torturas a niños y a accidentes dudosos a adultos. Los sucesos se van dando casi de forma aislada, ya que el cineasta logra transmitir esa misma necedad o ceguera de los pueblerinos hacia estos hechos. Nadie parece alarmarse por esta sucesión de circunstancias malsanas.

La cinta blanca no es un thriller para descifrar a los culpables, mas bien Haneke se aleja de toda pista criminal para hurgar en los mecanismos que invisibilizan estos hechos de maldad, simbolizados en la cinta blanca que todo lo quiere purificar (marcas que se reproducirían años después en la segunda guerra mundial). Tampoco se adentra en cada uno de los personajes (al modo de Dreyer, ya que la fisonomía del filme nos invita a pensar en Ordet, por ejemplo) para develar sus motivaciones religiosas o morales. Poco importa que tan lejos o cerca de Dios están a través del verbo. Lo que Haneke quiere demostrar es el mundo de secretos y concesiones, las ausencias, lo que no vemos. Lo malo es que, al final de cuentas, todo se ve justificado por la llegada de la primera guerra mundial, argumentalmente hablando. La guerra es sólo una continuidad, y por ende, ya no hay nada más que explicar.

Lo interesante de La cinta blanca es cómo Haneke va a armar niveles de sospechas, dando a entender un mundo viciado de niños y adolescentes sometidos a leyes patriarcales severas, que me inspira terror, y cuyo espíritu me recuerda a cintas como La mala semilla de Mervin LeRoy o siendo exagerada a Village of the damned de John Carpenter. Nadie está libre en este mundo cerrado y moralista.

El uso del blanco y negro, a cargo de Christian Berger, para acentuar el carácter lánguido del luto constante y de la pérdida es uno de los logros mayores de esta cinta dura y especial dentro de la filmografía de Haneke. Niñas que lucen sin vida con sus horrorosos trajes negros, casas apenas iluminadas por luces de velas, y días de campo asfixiantes. Incluso un incendio puede lucir como escape, como amago de libertad en un mundo de tinieblas y días lúgubres.

La cinta blanca es una película notable, pero me parece pretenciosa en proponer el origen del "mal" de la futura Alemania nazi de modo tan sutil. Igual, a Haneke se le puede perdonar eso.


3 comentarios:

  1. En donde sale que Haneke propone el origen del mal de los nazis en el film??, lo ha dicho en alguna entrevista?

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  2. Te paso algunas entrevistas a Haneke donde habla de eso:
    http://www.lavanguardia.es/cultura/noticias/20100115/53871175703/michael-haneke-las-guerras-del-dia-a-dia-conducen-a-grandes-guerras-alemania-oscar-primera-guerra-mu.html

    http://www.sosmoviers.com/2010/02/entrevista-michael-haneke-la-cinta-blanca/


    Mmm, aunque releyendo estas entrevistas, veo que es más pretencioso, al tratar de proponer una tesis sobre el origen de TODO totalitarismo, mmmfff

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  3. El propio narrador, al comienzo de la película, relaciona los sucesos del pueblo con los acontecimientos posteriores del país. Creo que es el único fallo que tiene la película, Haneke debería haberlo dejado tan sólo como una simple metáfora y todos lo hubiéramos comprendido.

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