21.11.10

Brillante Mendoza













¿Por qué Brillante Mendoza me parece uno de los mejores cineastas promesa de la última década? Aquí algunas razones: el filipino Mendoza condensa una vena del cine asiático periférico actual (junto al de Malasia o Indonesia, por ejemplo, frente al apogeo coreano o indio), que ha surgido dentro de una industria del cine independiente, que recupera en parte una tradición de realismo social que tuvo apogeo en la Filipinas de hace treinta o cuarenta años atrás y que a la vez configura un estilo centrado en temáticas urbanas y políticas arriesgadas, a través de personajes outsiders juveniles. Un cine dominado por una mirada de autor y por el uso de recursos típicos del nuevo siglo: el digital , cámara en mano o austeridad narrativa.


A diferencia de Lav Díaz (joven osado que hace filmes de más de 500 minutos configurando experiencias extremas), Raya Martín (archicelebrado por su Autohystoria en diez planos cuando sólo tenía 22 años) o Adolfo Alix Jr. (menos radical que los anteriores, sin embargo ausculta los linderos entre la realidad y la ficción una vez más en una Manila oscura y pobre), Brillante Mendoza nos ha presentado a lo largo de los últimos cinco años una radiografía de una ciudad con un ritmo interno peculiar, poblada por personajes en el meollo de la trasgresión: chicos que se prostituyen en un local de masajes para gays, núcleos familiares que se disuelven por la miseria, una madre adoptiva circunstancial que se niega a que el niño que cuida momentáneamente sea adoptado por extranjeros, esposos e hijos que regentan un cine porno decadente en medio de bigamia o incesto, etc. Historias propicias para el rebalse melodramático o para la injerencia moral, pero que en ojos de Mendoza resultan invitaciones para entrar a un entorno de debilidades humanas, en una puesta en escena que destila habilidad en el ejercicio: planos largos para contemplar, montajes paralelos acuciosos o cámara nerviosa cuando se exacerba la violencia.

Este director filipino de 48 años cuenta con cinco largometrajes, un documental y un filme de episodios, Pantasya, que se ha convertido en obra de culto homoqueer, igual fama que su ópera prima Masahista (2005). Antes de realizar largos de ficción, Mendoza ya tenía una carrera como director de arte desde 1885 y como productor desde 1986, cuando era conocido como Dante Mendoza. Kaleldo, Foster Child, Tirador y Serbis, alabada en Cannes, completan su filmografía. Si en Foster child ingresa con el tema de los hijos adoptivos a un barrio extremadamente pobre, no con poca emotividad, para contar una fábula de entrega maternal; en Tirador, Manila luce más limeña que nunca, con sus barriadas, sus robos al paso, sus ambulantes, procesiones y políticos demagogos. Mendoza ha demostrado que la urbe caótica, con sus contradicciones y lados menos conocidos, es su mejor material de inspiración.

2 comentarios:

  1. mmm donde encuentro tirador? en el torrent no aparece...

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  2. Hola, yo la vi en un festival. No he visto DVD, pero déjame buscar.

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