7.8.11

XV Festival de cine de Lima. Un mundo misterioso de Rodrigo Moreno














Como en El custodio, su anterior filme, Rodrigo Moreno vuelve a construir un entorno  a partir de la perspectiva o emociones de su protagonista. Esteban Bigliardi encarna a Boris, un joven de más de treinta años que vive con su novia en un piso en la ciudad de Buenos Aires, y que se ve sorprendido por el pedido de "darnos un tiempo" que le propone su pareja, (Cecilia Rainero). Ante la inesperada separación (pues los vemos despertando desnudos y recibiendo el nuevo día de modo grato), Boris se ve suelto nuevamente en el mundo; se va a vivir a un viejo hotel, se compra un auto de los años setenta, se reencuentra con viejos amigos y tiene varios flirts con amigas ocasionales.

Un mundo misterioso (Argentina, Alemania, Uruguay, 2011) es ver como un personaje anodino, intenta darle un significado a ese nuevo tiempo que se le ha concedido, en solitario, en una ciudad de aspecto vintage, de autos demodé, de cafetines y restaurantes de estilo setentero, de vinos fuera de circulación, de tocadiscos y vinilos. Pareciera que Moreno intenta configurar un mundo de fisonomía decadente o fuera de moda (el hotel dos estrellas, la misma casa donde vive), donde los personajes aún tienen una confianza por aquello que no debería pasar de moda jamás, la buena música, la lectura, la música clásica, como una suerte de espacio de la nostalgia, de un Buenos Aires de la sublimación.

Esta segunda cinta de Rodrigo Moreno tiene el mérito de ser una comedia atípica, de diálogos robotizados y asertivos, de secuencias de maestría como la que describe la fiesta en una casa de espíritu garreliano. En esta película hay mucho del cine y del humor de los Kaurismaki, la sensibilidad de los personajes de la nueva ola francesa (con más tratamiento de los personajes más a lo Rohmer). Este cineasta logra a través de los detalles (por ejemplo, Boris escucha en su nuevo auto un tema de Gardel en la radio, que luego será el mensaje de conectividad cuando su novia ponga la misma canción  en un reencuentro) entablar un circuito discreto de dar y recibir, con planos enfáticos, travellings y composiciones (como la secuencia de los besos en la fiesta) que remiten a la intención de lo fabricado, lo que no resta la idea de humanidad seca y en algunos casos de caricatura (el personaje del amigo de la primaria) de los habitantes de este mundo misterioso.

Con la estupenda fotografía de Gustavo Biazzi, afianzada en sus colores cálidos y ocres en el formato casi cuadrado, Un mundo misterioso es una gran película, que nos presenta un personaje que recordaremos por mucho tiempo (un Bigliardi que aporta con su fisonomía a construir al tipo ido, que no sabe qué hacer con su vida, medio nerd), y que presenta también a Moreno muy cuidadoso con su guión, que incluye en el argumento la celebración de año nuevo a ritmo de Atahualpa Yupanqui, algo disonante, atípica y representativa de la soledad del personaje y de su gratificación como parte de ese entorno enigmático presentado en 104 minutos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario