Los filipinos están en otra. A diferencia de Raya Martin o Brillante Mendoza, Khvan de la Cruz maneja una parafernalia personal en sus pelìculas que define como "films sin films "o "filmes que no son de Khvan". Este es su quinto trabajo, y algunas de sus cintas pueden durar hasta más de cuatro horas, sumándose a la intencionalidad de hacer una obra mastodóntica, como las que realiza otro filipino como Lav Díaz, por ejemplo.
Manila in the fangs of darkeness (Filipinas, 2009) es un ejercicio casi extravagante, una suerte de homenaje al director filipino Lino Brocka, muerto en un accidente automovilístico en 1991 y uno de los cineastas más importantes de ese país, pero a través de un actor, quien ya haba encarnado varios personajes de las películas de Brocka durante los 60 y 70: Bembol Roco.
En la cinta, vemos primero a un personaje de ficción recorrer las calles de Manila, llamado Julio Madiaga (Roco), en busca de una mujer que es casi una entelequia, Ligaya. Los diversos papeles que hizo Roco para las películas de Brocka se convierten en flashback de su historia personal como Madiaga. Así sabemos que fue ladrón, asesino, militar y revolucionario.
La riqueza de este filme radica no sólo en su afán exhumador de una Manila que ya no existe a través de este personaje, sino de engranar con este material fragmentos que componen un nuevo escenario y sentido, imgenes que aparecen sin sonido original, pero a cambio oímos música y canciones de diversa índole, o simplemente ruidos de tecleos de computadora, en algunos casos.
Khvan reconstruye, recrea, parafrasea y lo hace explotando los recursos del video digital, en su rugosidad, en su tosquedad, que reflejan las asperezas de su protagonista pero también la textura de una ciudad que mantiene su caos y su ritmo como antaño.
En la cinta, vemos primero a un personaje de ficción recorrer las calles de Manila, llamado Julio Madiaga (Roco), en busca de una mujer que es casi una entelequia, Ligaya. Los diversos papeles que hizo Roco para las películas de Brocka se convierten en flashback de su historia personal como Madiaga. Así sabemos que fue ladrón, asesino, militar y revolucionario.
La riqueza de este filme radica no sólo en su afán exhumador de una Manila que ya no existe a través de este personaje, sino de engranar con este material fragmentos que componen un nuevo escenario y sentido, imgenes que aparecen sin sonido original, pero a cambio oímos música y canciones de diversa índole, o simplemente ruidos de tecleos de computadora, en algunos casos.
Khvan reconstruye, recrea, parafrasea y lo hace explotando los recursos del video digital, en su rugosidad, en su tosquedad, que reflejan las asperezas de su protagonista pero también la textura de una ciudad que mantiene su caos y su ritmo como antaño.
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